Fotos: M. A. Rodríguez |
Seguimos con las rutas coruñesas, dibujando caminos esta vez más urbanos. Son visitas obligadas las dos joyas de la corona, A Coruña y Santiago.
La torre de Hércules, o el faro de Breogán, desde donde hay espectaculares vistas como esta: |
A Coruña tiene una red de museos importante. La casa de las Ciencias, el Domus o museo del hombre, y el Aquarium Finisterrae, donde viven estas preciosidades...
...Y encontramos el Camarote del Capitán Nemo, al que se accede por aquí:
En plan literario, me encanta la Casa-Museo Emilia Pardo Bazán, que comparte edificio con la Real Academia Gallega. Y un descubrimiento reciente, la librería de viejo O Moucho, en la Ciudad vieja.
SANTIAGO no necesita presentación. Cada vez que voy descubro sitios nuevos. Rincones como este, donde puedes tener la suerte de escuchar, por ejemplo, el Ave María interpretado con un arpa.
Y Ferrol, que personalmente me encanta, también merece una visita, con su casco cuadriculado del siglo XVIII, perfectamente conservado y en buena parte peatonal.
Hay un barco que cruza la ría y te pone en quince minutos en Mugardos, pueblo pequeño con una calle llena de tabernas y mesones, donde hacer la inexcusable comparación entre el Pulpo a la mugardesa y el Pulpo a feira.
Para terminar, quiero mostraros otro de los lugares clave de la zona, que se cuenta entre mis preferidos: Betanzos. Me gusta tanto que allí está situado uno de los escenarios principales de una novela en ciernes, que tengo planeada y empezada desde hará un par de años y que, como otros proyectos, tomo y dejo según necesidades del guión de eso tan antipático que se llama mundo real XDD
Betanzos tiene un museo muy interesante, Las Mariñas, donde estuve recabando entonces información acerca de la época que me interesa para el proyecto: del año 1934 (más o menos) en adelante.
Desde el Museo das Mariñas se coordina el Anuario Brigantino, una publicación editada por el Concello de Betanzos que comenzó su andadura allá por el año 1948. Es una revista de investigación histórica, artística, literaria y antropológica de ámbito gallego, con una sección donde se consignan los acontecimientos más importantes del año y se hace una memoria de las actividades culturales de la ciudad.
El camino por el que llegué a ese lugar, y luego lo elegí para mi historia, obedece a una de esas casualidades que se dan en la vida de vez en cuando y que a mí tanto me gustan, pues parecen hechas para marcarte el camino como si fueran señales luminosas.
Andaba yo indagando sobre cómo habría sido la Guerra Civil en La Coruña, y en Galicia en general, para situar a mis protagonistas. (Ya sabéis cómo es esto de internet, vas buscando, buscando, de un sitio a otro, y antes de que te des cuenta te has metido en un laberinto de pasillos sin fin, muchas de las veces interconectados y en alguna ocasión sin salida). Di así con un texto de alguien llamado Francisco Javier Alvajar López, en el que narraba en primera persona sus experiencias durante la guerra, que vivió primero en A Coruña y luego en el frente, para acabar finalmente en el exilio como miembro del gobierno refugiado. Era hijo de César Alvajar Dieguez, periodista y político republicano, y Rita López Jeán, maestra e importante activista política, luchadora por los derechos de la mujer.
Resultó que el citado texto aparecía en un número (no recuerdo de qué año) del Anuario brigantino. Como me parecía muy interesante leerlo entero, escribí a la dirección correspondiente de Pontevedra y solicité, como indicaban en la página, que me enviaran el artículo de mi interés. Continué tirando del hilo y descubrí que Alvajar López (bueno, su viuda, en su nombre) había donado la bandera republicana que tenía el gobierno republicano en el exilio al Museo das Mariñas de Betanzos, cuyo emplazamiento ya conocía yo de otros viajes. Y así, en el siguiente viaje al norte, arrastré a mi familia hasta el museo para conseguir toda la información posible sobre el Betanzos del 34, igual, igual, que un auténtico detective siguiendo la pista del sospechoso XD
Además de ver el museo, instalado en un antiguo convento, tuvimos la suerte de dar con uno de los responsables (de esta gente enamorada de su trabajo que resulta un auténtico experto en su campo), que además participaba activamente en la confección del Anuario. Estuvimos hablando con él y salimos de allí armados de un mapa antiguo de la ciudad y de todas las referencias y anécdotas que fui capaz de apuntar sobre Betanzos.
Solo nos quedaba darnos un par de vueltas más, para localizar exteriores y situar el emplazamiento de "mi" casa, y de las tiendas y calles donde se moverían mis protas, tratando de imaginar aquello mismo que estábamos viendo con el aire que tendría setenta y tantos años antes.
Eso tiene que querer decir algo, ¿no?
Feira de Betanzos, 1926. R. M. Anderson |
Vaya guía de viajes tan interesante. Enhorabuena por la reseña.
ResponderEliminarMuchas gracias, Íñigo. Lo cierto es que llevaba mucho tiempo queriendo hablar de mis andanzas por esa parte de Galicia, para mí tan llena de magia. Y también muy literaria, un par de relatos largos los he escrito allí, y he obtenido inspiración para otros.
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