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miércoles, 3 de abril de 2013

Pócimas y Recetas

Esta vez subo un fragmento de un relato que está a punto de publicarse. Se titula "Concubina Imperial", y aparecerá en la antología de relatos: "El monje y la pulga, y otros relatos", de Ediciones Evohé, libro que recoge el resultado del V Concurso Hislibris de Relato Histórico.

 



CONCUBINA IMPERIAL
por L. G. Morgan
I
Una nueva vida, un nuevo nombre, siempre impuesto por otros. Porque una mujer china no se pertenece a sí misma, sino a los que tienen poder sobre ella. Ahora es Yang Kwei Fei, concubina imperial de alto rango, distinguida por su Señor con ese título sobre todas las demás. Hasta ahí, a ese momento concreto, le han conducido los esfuerzos y desvelos de los últimos nueve largos años.
Contempla su imagen en el alto espejo de plata, que se erige en inmutable guardián en una de las paredes de sus aposentos. Su hermosa piel de nácar, sus ojos rasgados, su cabello como seda negra, atado en la parte superior de la cabeza y coronado de colgantes de oro y piedras. Se contempla y cree ver desplegarse ante ella el nuevo tramo de la historia que piensa escribir sobre sí misma. Sí, por fin ve perfilarse su Tao con completa claridad. Y siente que está próxima su culminación.
Yang Kwei Fei sabe mejor que nadie que la existencia es solo una sucesión de ciclos. Y cada uno de los suyos se ha inaugurado con un nombre distinto, como las fases de la luna que atraviesa continuas metamorfosis. Con tan solo veintisiete años Kwei Fei ha vivido ya muchas vidas, aunque su alma ha recorrido aún miles de estadios más y puede sentir el peso de las edades como rocas sobre la Tierra. Desde su nacimiento lo supo, que había sido víctima de los ardides de los dioses, engañada y condenada a esa mezquina existencia terrenal que no le correspondía. Sí, su alma podía recordar… Aunque le hubiera sido negado huir.

Su mirada en el cristal le devuelve una hondura que asusta, una sima oscura, profunda e ignota que nadie ha visto nunca. Los viejos mundos y viejas épocas que quedaron a su espalda, las viejas vidas de las que no osa hablar. Nadie le mira nunca a los ojos con suficiente atención, buscando en su interior hasta dar con su verdadera esencia. Nadie ha podido entonces descubrirla; esa especia rara e intemporal que florece en su alma antigua y que hace sangrar todo lo que toca. Ese fruto amargo que necesita sacar de sí y que le exige venganza. Nadie salvo Lishi. Pero a él no le asusta, él la ama por lo que es, y aun por lo que no es.
(...)








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