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martes, 24 de septiembre de 2013

Y otra de Pócimas

Hoy voy a colgar un relato que hice para una ocasión especial. Se trataba de un concurso para el foro de novela histórica de Hislibris que tenía varias pruebas, una de ellas literaria.
       Los participantes tenían que escribir un microrrelato de no más de 500 palabras, continuando un fragmento de una historia que yo había escrito. Para ello debían tratar de adivinar de qué mito o acontecimiento histórico se hablaba, y seguir a partir de ahí hasta conformar un relato completo. Se valoraba tanto el descubrimiento de personajes y escenario, como el valor literario del micro que escribieran.
       Pues bien, la cosa quedó en empate, triple empate además. Y como el premio prometido era un relato ensalzando al héroe ganador, me tocó crear una historia con tres protagonistas fijados de antemano.
       Yo había escrito ya unas cuantas cosas partiendo de temas concretos, dados de antemano. Recuerdo algunas convocatorias del "Calabazas en el Trastero" con lemas como Edgar Allan Poe, Terror Oriental, Tijeras... Y la convocatoria de "La pastilla roja" sobre Fantasmas, Espectros y otras apariciones. O cuando escribí un wéstern para otro concurso o un fan-fic de ESDLA. El reto en estos casos es siempre conseguir captar bien el tema y lograr la pertinente inspiración en ese marco específico. Y es algo que me encanta, es muy emocionante ver qué te sale con esas bases.
       Esta vez en cambio el reto era diferente, aunque igualmente sugestivo. Esta vez la inspiración tenía que surgir a partir de tres personajes obligados y definidos de antemano, pero con total libertad en cuanto a paisajes, tiempos y trama.
       Empecé por pasarle a mis héroes una pequeña encuesta con cosas como: elige un nombre, un color, una época preferida... ¿Cuáles son las culturas que más te interesan, tus dioses favoritos, tus árboles...? Un poco extraño, sí, pero es que tenían que estar bien definidos y ser reconocibles (al menos para ellos).
       Lo siguiente era más difícil, ¿cómo lograba casar todas esas preferencias tan dispares? Porque, lógicamente, las había para todos los gustos. Y ya para rizar el rizo, tratándose de algo para Hislibris yo quería un marco histórico definido donde desarrollar el relato, sin renunciar claro está a su buena dosis del género fantástico de mis amores. Así que me decanté por una sucesión de tiempos y culturas que luego irían ligadas de alguna manera. Y opté por un lugar y un tiempo que en ese momento me resultaban muy inspiradores: el Madrid del XVII.



Busca que te busca, dí con un libro fabuloso: Guía del plano de Texeira (1656), de María Isabel Gea, donde se comentan y amplían los datos del citado mapa, y que yo usé para encontrar lugares y nombres reales. Y consulta que consulta, tiré de los conocimientos de un amigo apasionado de la astronomía, Horus Chan, para dotar de un barniz verosímil a la trama esotérica que se me estaba ocurriendo. 
       Lo demás fue cosa de las musas, enredadoras ellas como de costumbre. Y aquí está el resultado, EQUINOCCIO, relato largo que, por comodidad, publicaré en dos o tres entregas.
       Sin más preámbulos:


EQUINOCCIO
por L. G. Morgan

(Primera parte)


(Una portada muy inspiradora, ¿verdad?)


A los héroes de la Mvnera:
Lucie, Balbo y Nausícaa de Hislibris.
Vuestra fue la Victoria,
Vuestra es ahora la Gloria.

—Ya solo queda verter tu sangre –dijo solemnemente el Maestre mientras se acercaba al hermano elegido, enarbolando la enjoyada daga que daría fin al ritual.
—Hágase según el Libro –respondió Dantés, utilizando la fórmula sagrada.
El superior de la orden murmuró una letanía y volvió a abrir, con ayuda del cuchillo, las viejas cicatrices que Javier Dantés tenía marcadas en su pecho, unas líneas delgadas que dibujaban la figura del hacha de doble filo, el labrys.
El dolor era intenso, pero Dantés aguantó apretando los dientes, hasta que su sangre fue restañada con un paño y sumergido este en la poción que ahora habría de ingerir. El dolor servía para un fin útil, distraer su mente del miedo y la incertidumbre que le ocasionaba el incierto pero inmediato futuro.
Los cánticos de los hermanos se elevaron en la penumbra, arrancando ecos dormidos de las paredes de la cripta. El círculo de fuego fue encendido alrededor del hombre, separándole simbólica y materialmente del resto. Bebió el amargo trago. Contuvo una arcada incipiente y logró preguntar:
—Maestre, decidme, ¿recordaré quién soy y para qué estoy allí?, ¿en el lugar y la hora a la que vais a enviarme?
El prefecto le contempló con compasión, sus facciones desdibujadas al otro lado de las llamas y el humo. Y tras una larga pausa contestó al fin:
—Eso espero, hijo mío, eso espero. Por el bien de todos. Porque si no es así… Estamos perdidos.
Fueron las últimas palabras que Dantés pudo oír antes de sumergirse en la negrura profunda.

********************

Hacía frío en el bosque. La luz de la luna se filtraba pálida entre las ramas de robles y hayas. Aslanta no sentía miedo, no demasiado. Pero la pena y el dolor le doblaban el alma con el peso de su carga. Junto a ella la anciana Lyus canturreaba en la lengua sagrada palabras que Aslanta llevaba grabadas a fuego en su mente. Desde el primer día supo cuál era su destino. Y bebió del amargo cáliz sin dudarlo un momento.
Llegaron ante el tejo centenario de estrechas y oscuras hojas. A la hora exacta.
—¿Cuidarás de ellos? –volvió a preguntar Aslanta una vez más. Sabía la respuesta, confiaba ciegamente en la vieja hechicera, pero oírla pronunciar la promesa tranquilizaba un tanto su espíritu.
—Como si fueran mis propios hijos, ya lo sabes. Todos ellos, tu hombre también. ¿Estás lista?
—Así es. Morir no sería difícil si no fuera por ellos, por ti.
—Lo sé, hija mía. Pero solo tú puedes hacerlo, solo tú tienes el poder para deshacer lo que fue atado.
—Sea entonces, no lo demoremos más o me fallarán las fuerzas.
Aslanta se sentó en el hueco central del viejo árbol, que llamaban caldero de brujas, y Lyus le acercó el recipiente a los labios.
—Veneno que mate tu cuerpo –dijo la vieja–. Para que tu espíritu sea libre. Adiós, mi dulce amiga. Hasta que volvamos a encontrarnos.
—Hasta que nos encontremos de nuevo –contestó Aslanta con lágrimas contenidas. Y apuró de un trago el oscuro brebaje.

********************

Un desfile triunfal en Lugdunum. El maduro cónsul desfilaba a caballo, escoltado por sus hombres y seguido de su esposa, que iba en una litera abierta. Tras ellos el resto del cortejo, magistrados y ediles con sus mejores galas y un grupo escogido de legionarios capaces de garantizar el orden.
La muchedumbre se arracimaba a ambos lados de la Vía República, arrojando a su paso pétalos blancos y amarillos. Lucia Lucila tenía calor. Y los gritos de la gente y el tumulto, el olor de los cuerpos apretados y el de las flores marchitas, llegaban hasta su litera tan aplastantes y arrolladores como un ataque de los bárbaros. Estaba a medias de su noveno mes de gestación, y no estaba resultando un embarazo fácil. Para ponerle las cosas aún peor su esposo, que ya había estado casado dos veces antes y no tenía hijos, la acuciaba con la necesidad de un heredero varón. ¡Como si eso fuera cosa suya!, pensaba Lucila, como si no lo decidieran los dioses. Sacrificios a Juno y velas a Candelífera no habían faltado, solo podía rogar cada día y cada noche por que la suerte le favoreciera.
El cortejo se detuvo de pronto. Algo así como un velo se cernió sobre la ciudad, ocultando el sol casi por completo. Lucila sintió desvanecerse. Y realmente así lo hizo. Cuando su esposo volvió la vista a la litera añadió un nuevo sobresalto al fenómeno solar: la litera se encontraba vacía y nadie supo darle razón de qué había sido de la mujer.
—¡Encontradla! –gritó furibundo y desencajado–. Lleva en ella a mi único hijo.

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4 comentarios:

  1. El relato de ¡Equinoccio! Me gustó mucho y esa incorporación al relato de mi embarazo y el protagonismo que le otorgas a mi gamberrito me encantó. Un beso y de nuevo gracias por esta historia. Dentro de unos cuantos años, se la haré leer a mi retoño :)

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  2. Gracias, fue un placer. Espero que Alejandro, cuando crezca, opine lo mismo que tú. Y que no salga tan revolucionario como promete su homónimo literario. O sí, quién sabe, pero ¡pobres padres! Jajajajaaaa.
    El caso es que tuve unos protagonistas de altura, la cosa fue conseguir combinar todo y daros el buen lugar que merecéis ;-)

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  3. Muy interesante. Me ha gustado mucho. Los 3 protas son muy dispares hasta el momento y comienza de un modo muy intrigante.
    Queremos más.
    Un saludo.

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