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jueves, 25 de septiembre de 2014

Sobre el Test de Bechdel...

... y lo que dan de sí las polémicas de facebook

Lo primero que hay que recalcar, antes de pasar a mayores, es que el susodicho test nació al parecer como una coña, y que no tiene pretensiones de ser ningún instrumento científico de medida. Que luego hay quien le exige cosas que no estaban en las intenciones de las autoras o se lo toma con más seriedad de la necesaria.
         (AQUÍ podéis ver un artículo de CINEMANÍA que habla del test, su desarrollo y las críticas recibidas).


Alison Bechdel

Surgió en el año 1985 y sirvió para poner de manifiesto la escasa o nula presencia que teníamos las mujeres en las películas que había hasta la fecha, y luego se extendió a otras manifestaciones culturales como novelas, cómics, obras de teatro, vídeos... Por supuesto, a continuación se desató la polémica, que puedo asegurar llega hasta nuestros días. Yo no conocía el test y lo descubrí el otro día en facebook, cuando fui testigo de un encendido debate, con defensores y detractores apasionados, que sacó a la luz todos esos otros aspectos de fondo siempre presentes cuando se habla de cualquier tema relacionado con el "género".
         Naturalmente, pese a los enfados momentáneos (o no tan momentáneos) que cualquier discusión suscita, yo valoro sus resultados positivos por encima de todo lo demás. Soy defensora a ultranza del debate y la confrontación. Creo que es lo que nos hace pensar, y sacar luego conclusiones que de otra manera nunca nos hubiéramos permitido articular. Porque, admitámoslo, gran parte de las personas que podamos conocer, si no fuera porque se ven obligadas de vez en cuando a discutir, pasarían la vida sin pensar en nada, cómodas e impermeables como una ameba.
         Ah, ¿pero que la gente tiene derecho a pasar por el mundo como una ameba? Es posible. Pero no será porque yo no haya tratado de impedirlo por todos los medios a mi alcance XD

En mi opinión, más allá de calificar algo como machista o feminista -que parece ser la obsesión de muchos- la utilidad del test estaría en llamar la atención sobre un problema real y permitir reflexionar sobre él.
         Esto es así muchas veces: hasta que alguien no señala una cuestión concreta, que se daba por hecho hasta el momento, el resto no tomamos conciencia de ella y nos permitimos cuestionarla. Así que, para empezar, el test estaría bien aunque solo fuera para que se hablase de un asunto fundamental y absolutamente cierto, la escasa presencia, y por tanto influencia, de las mujeres en la cultura.

Hace cosa de año y pico, yo escribí un prólogo destinado a una antología de relatos, de autores diversos, que se articulaban en torno a la figura de la mujer, en distintos tiempos y culturas, en la historia o en la leyenda. Se trata de:



Un proyecto que surgió inspirado por una idea de José Luis Cantos, que pretendía resarcirnos de un olvido histórico.
         En el prólogo yo pasaba revista a un montón de películas y libros, que conocí en mi infancia o más recientemente, en los que la presencia de la mujer era algo meramente anecdótico. Las mujeres eran pocas, y cuando estaban presentes tenían siempre un papel subordinado, de comparsa (esposa, novia, hija, etc.) de algún personaje masculino. Ellos eran por norma los auténticos y únicos protagonistas.
         Y si alguna fémina decidía saltarse a la torera las normas no escritas y se empeñaba en desempeñar un papel demasiado relevante, ya fuera reina o corsaria, científica, mujer de letras o de armas, se le asignaba el correspondiente correctivo, un destino poco halagüeño que pusiera fin a esas ansias indebidas por ocupar un lugar que "naturalmente" no le correspondía.
         Esto era y aún es una realidad, le pese a quien le pese. Y ha tenido y tiene consecuencias mucho más graves de lo que pudiera suponerse.
         Lo que no se ve, NO EXISTE, no cuenta. Si no hay mujeres en el cine, en el teatro, la novela o el cómic, desaparecemos del panorama, dejamos de ser visibles, y nuestra influencia será siempre imposible. Continuaremos en un mundo diseñado por y para los hombres (los que encajen en el patrón general, claro está), según sus propios parámetros.
        
Ahora bien, volviendo al test y ciñéndonos al caso de la literatura, ¿significa todo esto que los autores deberían plantearse siempre a la hora de escribir la exigencia de cumplir los presupuestos del test? Creo que no. Cada uno que escriba lo que le dé la real gana. Hay autores a los que les saldrá incluso sin querer y otros a los que no les saldrá ni queriendo XD
         A mí, concretamente, que me gusta preguntarme habitualmente por qué hago lo que hago y por qué siento lo que siento, el descubrimiento del test me ha llevado a mirar mi trabajo desde una nueva perspectiva, para darme cuenta (antes nunca lo había considerado así) de que suelo crear muy a menudo mujeres protagonistas, que hablan y se relacionan entre ellas y cuyos intereses son mucho más amplios que el tema "hombres", aunque sin duda lo incluyen. Pero que tengo también protagonistas masculinos, muy majetes ellos, sin que esto me supongo, ni por asomo, un problema. Porque no tengo la necesidad de demostrar nada ni me parece que la igualdad determine invisibilizar a los hombres (ni a mí ni a nadie, aunque ese sea el temor de algunos).
         Sí es cierto que, si me diera cuenta de que ninguna o casi ninguna obra mía lograba pasar el test, me plantearía seriamente el por qué, pues a día de hoy se me hace extraño seguir viendo el mundo como en el siglo pasado y me resultaría curioso conocer el motivo de mis "olvidos".
         Por mi parte pues, que sea bienvenido el test de Bechdel y cualquier otro similar, que nos haga pensar sobre el estado de las cosas y nos obligue a enfrentar la realidad, sea esta del color que sea.

7 comentarios:

  1. ¿Sabes, Morgan? Casualmente llegué a conocer este test hace relativamente poco, y ha sido uno de los artículos que más me han hecho reflexionar sobre lo que escribo. No lo habría pasado ni uno solo de todo lo que he escrito. Y no por ello pienso que sean malos (si son malos o buenos relatos no es por eso). Pero me hizo mucha gracia porque fue como ese juego infantil en el que entrelazas las manos, intentas mover un dedo de la mano derecha, ¡y por mucho que te esfuerces descubres que estás moviendo uno de la mano izquierda! Vamos, conocerse a uno mismo un poco más.

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    1. Pues mira que me extraña en tu caso, la verdad. Creo que es un claro ejemplo de lo que dices, sí, de que hay cosas que nos salen de una manera porque las tenemos "modeladas" por el ambiente. Como de fábrica, vamos XD Pero también cabe otra explicación. Puede que los hombres creen más protagonistas hombres por una simple cuestión de reflejo. Y las mujeres, más mujeres. El problema es que en el segundo caso no está tan claro, porque parece ser que hay bastantes mujeres cuyos escritos tampoco pasan el test. La conclusión entonces parece apuntar más al tema del ambiente, que interiorizamos incluso sin darnos cuenta.

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    2. En mi caso, creo que se debe a que los baso en la acción y en dar verosimilitud histórica, lo cual condiciona un poco la selección del sexo del personaje. También porque la interacción que más me interesa es entre personajes de diferente sexo, y en los relatos breves no tienes tiempo de tratar muchos personajes. Sí me gustan, de mis relatos, la Ariadna del Minotauro y la Clara Haber del relato de Einstein, por ejemplo. La interacción es una cosa que el test, que en realidad es muy básico no tiene en cuenta.

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  2. El otro día vi un comentario en twitter que me hizo mucha gracia y es que los anuncios de limpieza pasan el test de Bletchel xDDDD Creo que puede ser un gran problema que la gente se preocupe más de si cumple o no un test que de contar historias. Tengo varios amigos, chicos, cuyas obras cumplen el test perfectamente y que me consta que nunca se lo han planteado y creo que eso es lo bueno, que lo hagan sin ser conscientes, porque entonces es que ven a la mujer así de verdad y no que se lo estén imponiendo porque es una obligación. Por eso no me gusta este test, porque no va a hacer pensar, no va a cambiar la mentalidad, se va a instituir como algo políticamente correcto pero sin fondo, como lo de incluir a un negro en todas las películas por obligación, aunque esté fuera de lugar.

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    1. Estamos de acuerdo, ya digo que en mi opinión uno tiene que escribir lo que le dé la gana. Pero es que la finalidad del test no era esa ni en su origen, surgió más bien como una "denuncia" de la situación real, donde nosotras no estamos representadas.
      El camino así debería ser el inverso, primero nos hacemos conscientes de una situación (que refleja una mentalidad), vamos cambiando paulatinamente esa mentalidad y, como resultado, saldrán de manera natural pelis, libros, etc. donde estén igualmente representados hombres y mujeres, según requiera la historia.

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  3. ¡Puro estrógenos! jamás tendría en cuenta el 'famoso' test, yo escribo la historia y punto, nunca me he puesto a pensar en la proporción de mujeres y hombres eso descontextualiza la historia y no importa la representación de uno u otro sexo... con respeto a tu inteligencia, es una bobada de test.

    Hortensio.

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    1. Con respeto a la tuya, creo que en esta ocasión no has entendido bien el artículo. Lo de que no se trata de escribir pensando en el test ya lo he dicho yo. Y además, has prescindido del contexto en el que se creó el test y sus objetivos.
      Sé que hay una cierta proporción de hombres que consideran una bobada que nos empeñemos en denunciar-señalar nuestra falta de presencia (de las mujeres) en infinidad de medios de relevancia social. Esto es así porque, directamente, no lo padecéis. No tenéis que reclamar la existencia de modelos hombres, o mayor participación en la cultura y, por tanto, en el pensamiento colectivo. Porque ya lo tenéis. Del mismo modo que una gran cantidad de gente acomodada ni piensa siquiera en cómo debe de ser vivir en precario, porque ni se lo imaginan ni les afecta.
      Pero eso es tener poca capacidad para ponerse en lugar del otro. Por lo que precisamente viene genial cualquier instrumento que nos llame la atención sobre desigualdades que de otro modo ni siquiera vemos.

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