Pero, sin embargo, no es toda esta riqueza la cualidad que nos ha impulsado a visitar la ciudad este verano.
Existe otra poderosa razón para ir a Nantes en cualquier momento. Tiene que ver con la imaginación asombrosa de unos artistas capaces de plasmar en madera y metal lo que forma parte de la memoria lectora de varias generaciones. El asombro y la maravilla que despertó la eclosión científica, y derivada de ella, la eclosión tecnológica, del S. XIX.
Posibilidades del S. XXI puestas al servicio de sueños más antiguos, como cuando aquel escritor visionario que fue Julio Verne (quien, por cierto, nació en Nantes y vivió allí buena parte de su juventud. Razón suficiente para contar con un pequeño e interesante museo en la calle de l'Hermitage, junto al Loira) se atrevió a dejar suelta su imaginación, impulsado por un optimismo infinito, que daba por cosa cierta la sensación de que el futuro que se abría ante él era ilimitado.
Verne abrió el camino a una saga longeva de visionarios, confiados como él en que los sueños pueden convertirse en realidad, inspirados por la belleza igual que el maestro y fascinados por la mecánica y sus posibilidades.
Damas y caballeros, bienvenidos a Les machines de l'île:
El gran dragón
El gran elefante
LES MACHINES DE L'ILE:
Les Machines de l’île es un proyecto artístico totalmente inédito. Nacido de la imaginación de François Delarozière y Pierre Orefice, se sitúa a medio camino entre los «mundos inventados» de Julio Verne, el universo mecánico de Leonardo da Vinci y la historia industrial de Nantes, en el emplazamiento excepcional de los antiguos astilleros.
La Galería de las Máquinas
Chulísimo... y buenas fotos.
ResponderEliminarGracias, se lo transmitiré al autor :-)
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