Sí, amig@s, ya tocaba. A pesar de tooodos los frentes abiertos que tengo, ya no podía dejar pasar más tiempo sin abordar una tarea crucial: la escritura de la segunda novela de mi saga «La estirpe de la estrella».
El caso es que llevaba ya una buena temporada contruyendo su estructura base, recabando información para nombres y escenarios, pensando y repensando posibles elementos de la trama. Incluso tengo algún capítulo a punto de ser completado. Pero ha llegado la hora de meterme de lleno con ella y aprovechar la oportunidad que me brinda el NaNoWriMo de este año.
¿Os acordáis de qué era eso? El NaNoWriMo (National Novel Writing Month), es un proyecto dirigido a autores noveles de todo el mundo, cuyo objetivo es escribir 50.000 palabras en un mes; una novela, en definitiva.
Allá por 2012 yo abordé mi primer NaNo. La experiencia fue gratificante y estresante a partes iguales (aspecto que quizá explique por qué no he logrado hasta ahora repetir la experiencia). Pero saqué tantos aspectos positivos que me veo, una vez más, dispuesta a tirarme a la piscina y probar suerte.
¿Qué beneficios tiene este sistema de escritura? Pues, para empezar, te obliga a «soltarte», a dejar que tu creatividad fluya sin cortapisas. No es momento de corregir ni de reescribir, simplemente has de avanzar, de la manera que sea.
También te ayuda a ser constante en tu trabajo, te impone un horario regular (en lo posible), forzándote a escribir todos los días (y es que si, por alguna razón, te saltas alguno, sabes que te tocará recuperar, con lo que minimizas todo lo posible los días de «pellas»). De este modo, consigues crear un método de trabajo estable y continuo, lo que da indiscutibles frutos.
El NaNoWriMo te permite además lograr otra hazaña: en el plazo escaso que es un mes puedes llegar a escribir una novela (o el meollo de la misma, según sea la extensión media de tus obras). ¿No firmaríamos todos por algo así? Aunque sepamos, como es el caso, que luego vendrá un período de correcciones, ajustes y pulimentos diversos, de amplitud variable pero siempre diez veces mayor que el mes de marras.
Pues bien, el NaNo empieza hoy, día 1 de noviembre, y yo llevo, por una vez, los deberes hechos. Voy a tratar en esta ocasión de ser algo más ordenadita que de costumbre, combinando los dos métodos de planificación de novelas que he encontrado más adecuados para mi caso, teniendo en cuenta el tipo de escritora que soy yo: decididamente jardinera, en vez de arquitecta.
Buceando entre la información que hay al respecto, me han resultado especialmente útiles (por una causa u otra) los artículos 7 métodos probados para planificar tu novela de Gabriella Campbell; y otro de Víctor Blanco, aparecido en el blog El Fogón, La escaleta: el armazón de nuestra novela de Fantasía.
Así, me he diseñado un plan de trabajo a mi medida, aplicando el método de la Escaleta (básicamente una lista de los hechos que sucederán en la novela, similar a un guión de cine, que sirve para organizar nuestras ideas y servirnos de guía durante el proceso de escritura) y el método del Borrador Cero (que sería un primer borrador, resumido y a lo loco, a completar más adelante gracias a las notas que, como miguitas de Pulgarcito, te habrás ido dejando por el camino. La idea es, según este sistema, que irás descubriendo de qué va tu novela conforme vas escribiendo).
Y aquí estoy, dispuesta a lanzarme a la aventura. Y dispuesta también a ir contandoos mis avances o mis atascos día a día, con pelos y señales.
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