FELIZ
SOLSTICIO DE INVIERNO Y FELIZ YULE
Un año ha pasado ya y de nuevo nos encontramos a las puertas del Solsticio, que este año 2018 tendrá lugar a las 22.22 horas del próximo 21 de diciembre.
Como cada año, en el Hemisferio Norte celebraremos el Solsticio de Invierno, que marca el paso del otoño al invierno. Se trata de un fecha singular: el día más corto del año y la noche más larga. Y esto es así porque ese mediodía el sol llega a alcanzar el punto más bajo de todo el año. A partir de este día las horas de sol comienzan a aumentar.
En el Hemisferio Sur es justamente al revés, tendrá lugar el Solsticio de Verano, la jornada más larga del año y la noche
más corta. Este solsticio marca el paso de la primavera al
verano, y es cuando el sol alcanza el punto más alto
anual. A partir de esta fecha los días empezarán a acortarse.
Ha llegado el momento, pues, de rescatar la entrada que, sobre el mismo tema, hice el año pasado. Aquí la tenéis.
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Porque la hora más oscura es la que precede al alba, sabemos que tras la noche más larga del año es justo cuando empieza el despertar. Del sol, de la luz, de la vida. El solsticio de invierno es una promesa, el renacer de la esperanza. El momento a partir del cual la larga oscuridad que ha ido ganando terreno día a día desde el Samhain, será derrotada por la luz, de modo que llega el turno para que la naturaleza despierte y las cosechas puedan crecer. Y es así como muchas culturas lo han festejado y reverenciado, considerándolo uno de los momentos cumbre de cada año.
El solsticio de invierno —que en el hemisferio norte se produce hacia el 21 de diciembre, cuando el Sol pasa por el trópico de Capricornio, al sur del ecuador celeste, y en el hemisferio sur el 21 de junio, cuando el Sol pasa por el trópico de Cáncer— es un tiempo de recogimiento, relacionado en Occidente con la melancólica tristeza del invierno, que se compensa mediante esas fiestas de carácter familiar, de «pertenencia a la tribu». Celebraciones de clan que han contribuído a lo largo de los siglos a sobrellevar mejor la oscuridad.
The Snow Queen - Emily Balivet
En los pueblos antiguos la naturaleza determinaba el ciclo vital, de manera que su observación y la fijación de los momentos singulares era un asunto crucial en la vida de los pueblos.
En términos físicos, el solsticio es el momento del año en que el Sol, en su movimiento aparente, pasa por uno de los puntos de la eclíptica más alejados del ecuador y en el que se da la máxima diferencia de duración entre el día y la noche.
Como todo momento de cambio, de fin de un ciclo e inicio de otro nuevo, se considera un portal entre situaciones y realidades distintas. Desde la Antigüedad, en esta fecha se ha celebrado el renacimiento del sol, de la luz, y su victoria sobre la oscuridad. Según los distintos pueblos y culturas, la festividad ha adoptado diferentes formas:
En Mesopotamia tenían un festival de renovación de 12 días cuyo propósito era ayudar al dios Marduk a resistir los monstruos del caos.
En Persia existía la fiesta de Yalda, en la que las familias se mantenían en
vigilia toda una noche y alimentaban el fuego para ayudar al Sol a
combatir la oscuridad.
En
Pakistán, Tíbet, y otros lugares del oriente había también la tradición
de celebrar esta fecha. En la raíz de las celebraciones está siempre el
temor
de que la disminución de luz solar sea permanente. Por eso las
celebraciones incluyen el encendido de hogueras, velas y antorchas, para
ayudar al sol a vencer.
En el Imperio Inca el Inti Raymi (o Fiesta del Sol)
es una ceremonia religiosa en honor del dios sol Inti. Se celebra en el
solsticio de invierno y marca el comienzo del nuevo año. Una ceremonia
realizada por los sacerdotes incas era la «vinculación del sol». En
Machu Picchu aún hay una gran columna de piedra llamada Intihuatana
(para atar al Sol). La
ceremonia consistía en atar al sol a la piedra, para impedir que el sol
se escape.
En
la Europa pre-cristiana la quema en una gran hoguera de un tronco de
Navidad conjuraba esa luz ansiada y establecían el vínculo comunitario.
Es el origen de las luces que adornan los actuales abetos navideños.
En china el solsticio de invierno se celebra con el Dong zhi, que literalmente significa «la llegada del invierno». Tiene sus orígenes en la filosofía del Yin y Yang, del balance y armonía del cosmos. Después de la celebración, el 22 de diciembre, los días empezarán a ser más largos y aumentará el flujo de energía positiva. Se celebra con una suntuosa comida familiar, en la que se come, entre otras cosas, Tang Yuan, unas bolas dulces de arroz que simbolizan la unión familiar y la prosperidad.
En china el solsticio de invierno se celebra con el Dong zhi, que literalmente significa «la llegada del invierno». Tiene sus orígenes en la filosofía del Yin y Yang, del balance y armonía del cosmos. Después de la celebración, el 22 de diciembre, los días empezarán a ser más largos y aumentará el flujo de energía positiva. Se celebra con una suntuosa comida familiar, en la que se come, entre otras cosas, Tang Yuan, unas bolas dulces de arroz que simbolizan la unión familiar y la prosperidad.
Yule - Anne Stokes
YULE o YULETIDE, una de las celebraciones más antiguas y conocidas del Hemisferio Norte.
Yule y Yuletide,
al igual que la «Festividad de Yalda» (fiesta invernal iraní), son
términos arcaicos indoeropeos que nos indican el posible tronco común
del que parten estas fiestas.
La fiesta pagana de Yule tiene su origen en la Escandinavia precristiana. Constituía sobre todo una fiesta de la familia
y estuvo siempre dedicada a la fertilidad, a los solsticios y a la
familia. Era una festividad donde también se recordaba a los ancestros,
los amigos ausentes, y la mesa donde se celebraba la fiesta se preparaba
con esplendor y magnificencia, ante la tumba de los parientes
fallecidos y priorizando la hospitalidad hacia los forasteros.
Durante
la festividad de Yule era tradicional quemar el tronco de Yule, un
largo tronco de árbol que iba ardiendo lentamente durante toda la
temporada de celebraciones, en honor del nacimiento del nuevo sol. De
esa tradición proceden los pasteles en forma de tronco (troncos de
chocolate) que hoy en día se comen en Navidades.
El
culto a los árboles. Los antiguos celtas creían que el árbol
representaba un poder, y que ese poder protegía y ayudaba al árbol. Los
bosques sagrados servían como templo a los germanos.
Para los
galos, la encina era un árbol sagrado sobre el que los druidas,
sacerdotes celtas guardianes de las tradiciones, recogían el muérdago
siguiendo un rito sagrado.
Esta tradición, heredada a través de los siglos, sirvió de inspiración para el actual árbol de Navidad.
Una
variante de este Yule de origen escandinavo lo constituye el Yule celta
llegado hasta nuestros días de la mano, entre otros cultos neo paganos,
de la creencia wiccana.
Para la Wicca Yule es uno de los festivales o sabbats de la Rueda del año,
el calendario de celebraciones que contempla ocho sabbats (o
aquelarres) anuales. De entre estos unos son sabbats menores (los que se
basan en festividades germánicas y que coinciden con solsticios y
equinoccios: Yule, Ostara, Litha y Mabon) y otros mayores (los que se
basan en tradiciones gaélicas y marcan el punto de mayor energía de la
naturaleza: Samhain, Imbolc, Beltane y Lughnasadh).
Yule designa el momento en que la rueda del año está en su momento más bajo, preparada para subir de nuevo.
SATURNALIA
Los romanos celebraban también el Solsticio de Invierno con unas
fiestas fastuosas en honor al dios Saturno en las que se conmemoraba
también el fin de las tinieblas y el nacimiento del Sol Invictus. Aquí se puede ver, en un fragmento de las palabras que la sacerdotisa pronunciaba para el rito de la Saturnalia:
"Esta es la noche del solsticio, la noche más larga del año. Ahora las tinieblas triunfan y aún así todavía queda un poco de luz. La respiración de la naturaleza está suspendida, todo espera, todo duerme. El Rey Oscuro vive en cada pequeña luz. Nosotros esperamos al alba cuando la Gran Madre dará nuevamente a luz al sol, con la promesa de una nueva primavera. Así es el movimiento eterno, donde el tiempo nunca se detiene, en un círculo que lo envuelve todo. Giramos la rueda para sujetar la luz. Llamamos al sol del vientre de la noche. Así sea."
Eran siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos, que a la Iglesia le costaría mucho erradicar. En vista de que no podían vencer al enemigo... decidieron hacerse con la fiesta, absorberla, y dotarla de un sentido cristiano. Así, el sol que vence a las tinieblas pasó a ser Cristo, la luz del mundo, que nace la noche que va del 24 al 25 de diciembre, dando origen a nuestra NAVIDAD.
"Esta es la noche del solsticio, la noche más larga del año. Ahora las tinieblas triunfan y aún así todavía queda un poco de luz. La respiración de la naturaleza está suspendida, todo espera, todo duerme. El Rey Oscuro vive en cada pequeña luz. Nosotros esperamos al alba cuando la Gran Madre dará nuevamente a luz al sol, con la promesa de una nueva primavera. Así es el movimiento eterno, donde el tiempo nunca se detiene, en un círculo que lo envuelve todo. Giramos la rueda para sujetar la luz. Llamamos al sol del vientre de la noche. Así sea."
Eran siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos, que a la Iglesia le costaría mucho erradicar. En vista de que no podían vencer al enemigo... decidieron hacerse con la fiesta, absorberla, y dotarla de un sentido cristiano. Así, el sol que vence a las tinieblas pasó a ser Cristo, la luz del mundo, que nace la noche que va del 24 al 25 de diciembre, dando origen a nuestra NAVIDAD.
- P. D. Gracias a este artículo, cuando buscaba imágenes para ilustrarlo, he descubierto a dos artistas fantásticas que desconocía. Por si os interesa saber más sobre ellas, aquí están, con enlace a su página personal, en el caso de Anne Stokes, y con enlace a un artículo que habla sobre ella, en el caso de Emily Balivet.
ANNE STOKES
EMILY BALIVET
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