A casi un mes de su presentación en sociedad, Labrys va cosechando los primeros comentarios y opiniones. Estoy doblemente encantada de lo positivas que están siendo todas ellas, ya que me temía que resultara una novela algo extraña, dada la mezcla de géneros y temática que contiene. Pero a todos los lectores que me escriben o comentan directamente les hago la misma pregunta: ¿te ha resultado rara o difícil? Y hasta ahora la respuesta invariable es que no. Aluden más bien a su agilidad, a los capítulos cortos que parece ser que enganchan y hacen la lectura fácil y «adictiva», como me dijo una lectora. Y también comentan como punto positivo que tú mismo vas armando el puzle y enganchando todas las piezas desde poco después del inicio.
Bueno, a ver si seguimos así. Aunque siempre hay que tener en cuenta que no se puede gustar a todo el mundo —y que las opiniones negativas siguen siendo útiles y sirven para mejorar o reafirmar, según sea el caso—, la mayor satisfacción de un escritor es haber logrado conectar con los lectores a los que, al fin y al cabo, va dirigido tu esfuerzo y tu mensaje.
Si queréis haceros con ella: La librería de Morgan
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