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martes, 24 de mayo de 2022

La traición de Montverre

 Bridget Collins


Acabo de terminarme este libro. Creo que hacía tiempo que no leía algo de publicación tan reciente: en este caso un lanzamiento de la editorial Umbriel del pasado enero.

         Si dijera simplemente que me ha gustado se quedaría corto, o, más bien, resultaría insípido teniendo en cuenta el tipo de libro que es: peculiar, diferente tanto en prosa como en fondo, con una atmósfera oscura, triste y poética muy bien definida, con densidad propia, muy característica, aunque sin nada estridente que emerja indeseablemente del conjunto.

         Es una lectura inmersiva —lenta en opinión de alguno, con el ritmo perfecto para mí—; que logra transmitir, con singular intensidad, y que va desenrollando la madeja de su trama sin prisa pero sin pausa. No es lo que se dice de «acción», pues las cosas que pasan suceden con naturalidad, sin excesiva sorpresa (de hecho, alguna de las principales revelaciones me la había imaginado desde mitad del libro). Pero es que de verdad no la necesita, su fuerza reside en que te crees a los personajes, te crees lo que hacen o dejan de hacer, y lo vives con ellos casi como si tú mismo estuvieras en Montverre y vieras todo con tus propios ojos. 

Os copio aquí la sinopsis, procedente de la página Infoliteraria:

Si tu vida estuviera erigida sobre una mentira, ¿lo arriesgarías todo para desvelar la verdad?

En Montverre, una antigua academia de élite oculta en las montañas, entrenan a los mejores y más brillantes miembros de la sociedad para alcanzar la excelencia en el «grand jeu», una competición arcana y misteriosa que combina música, arte, matemáticas, poesía y filosofía. Léo Martin destacaba en Montverre, pero perdió la pasión por las actividades académicas después de una violenta tragedia. Recurrió a la política y se convirtió en una estrella emergente en el partido gobernante, hasta que una acción de buena conciencia le costó la carrera. Ahora está de vuelta en Montverre, exiliado, con un destino incierto.

No obstante, este mundo elitista de aprendizaje que Léo disfrutaba en el pasado no es el lugar que él recuerda. Anteriormente un bastión exclusivo de hombres, el puesto más prestigioso de Montverre lo ocupa ahora una mujer: Claire Dryden, también conocida como la magistrada Ludi, la líder del gran juego. Léo siente una extraña atracción por la magistrada, una conexión misteriosa, extrañamente familiar, a pesar de que está seguro de que no se conocen.

Cuando se aproxima el legendario juego de verano, el punto álgido del curso académico, salen a relucir secretos enterrados desde hace mucho tiempo…

Leo por ahí que presenta demasiadas incógnitas desde el principio, en especial sobre la naturaleza del Grand Jeu, y es cierto. Sin embargo, desde mi punto de vista eso poco importa. De hecho, eso de que sea algo misterioso, tan solo esbozado, lo hace más arcano y esotérico, como el culto que los personajes dicen que es. Sirve en cualquier caso como muestra de un ejercicio intelectual y totalmente abstracto que es disfrute de la mente. El saber, el conocimiento, el pensamiento en estado puro que se manifiesta con movimientos rituales que afectan y transforman de alguna manera a las personas.

         En resumen, una novela que te enriquece, que te aporta y que demuestra una vez más que la lectura, comparada con los diferentes productos audiovisuales, y mira que yo disfruto series y películas como la que más, tiene un calado superior, y alcanza dentro de nosotros ecos mucho más duraderos. 

viernes, 20 de mayo de 2022

¡Queremos el pan y las rosas!


Érase una vez, exactamente en junio de 1910, que una mujer llamada Helen Todd(*) pronunció un discurso llamado a convertirse en semilla de toda una demanda, acuñando una frase que se haría histórica y quedaría para siempre ligada a la lucha de la clase trabajadora, y, muy especialmente, a la de las mujeres trabajadoras.

         Todo empezó cuando un grupo de mujeres del Chicago Women`s Club inició una campaña automovilística en todo el estado de Illinois para exigir el derecho de las mujeres al voto, en la creencia de que el voto era el camino para lograr derechos fundamentales que sistemáticamente les eran negados. Las mujeres que formaron esta primera campaña automovilística fueron Catherine McCulloch, abogada y jueza de paz; Anna Blount , médica y cirujana; Kate Hughes, una ministra; Helen Todd, inspectora estatal de fábricas; y Jennie Johnson, cantante, que tenía la misión de abrir cada acto con una serie de canciones de sufragio que pretendían concentrar y calmar a la audiencia para los discursos posteriores.

         A cada una de las ponentes se le asignó un tema en el que era experta. Helen Todd, como inspectora de fábrica, representó a las mujeres trabajadoras y discutió la necesidad de crear leyes sobre salarios, condiciones de trabajo y horarios.

         Es en este discurso de Helen sobre la condición de las mujeres trabajadoras donde surge por primera vez la frase: Pan para todos, y rosas también, ampliada así:

«No de una vez; pero la mujer es el elemento maternal en el mundo y su voto se destinará a ayudar a avanzar el tiempo en que el Pan de vida, que es hogar, refugio y seguridad, y las Rosas de la vida, la música, la educación, la naturaleza y los libros, serán la herencia de cada niño que nace en el país, en cuyo gobierno tiene voz». (Helen Todd, 1910).

La fuente de inspiración de Helen Todd para su frase pan y rosas es desconocida.​ Sin embargo, hay una cita del médico y filósofo romano Galeno de Pérgamo que se asemeja mucho al sentimiento y la redacción de la frase. Según el escritor del siglo XV Shems-ed-Deen Moḥammad en-Nowwájee, Galeno habría dicho: «El que tiene dos tortas de pan, que disponga de una de ellas para unas flores de narciso; porque el pan es el alimento del cuerpo, y el narciso es el alimento del alma». Por otra parte, ese mismo sentimiento de que los pobres no sólo carecían de alimento para el cuerpo, sino también de flores para el alma, parece haber sido un tema común entre los reformadores de finales del siglo XIX y principios del XX.


Fuera como fuera, a partir de ahí la expresión se convierte en un lema habitual en las marchas por el sufragio femenino y los demás derechos de las trabajadoras. Se piden cosas fundamentales, básicas, pero sin olvidar aquello de «no solo de pan vive el hombre». Porque las mujeres no se conforman con sobrevivir, sino que quieren vivir con dignidad y plenitud.

En 1911, tan solo un año después de su aparición, James Oppenheim retoma la frase y la incorpora a su poema «Bread and Roses», que se publicaría en The American Magazine en diciembre de 1911, con la línea de atribución «"Pan para todos, y rosas también", un eslogan de las mujeres en Occidente».
         Después de esa primera vez, el poema se publicó nuevamente en julio de 1912 en The Survey con la misma atribución que en diciembre de 1911. Y luego el 4 de octubre de 1912 en The Public, un semanario dirigido por Louis F. Post en Chicago, esta vez con el lema atribuido a las «Mujeres sindicalistas de Chicago».

PAN Y ROSAS

Mientras vamos marchando, marchando a través del hermoso día,
un millón de cocinas oscuras y miles de grises hilanderías
son tocadas por un radiante sol que asoma repentinamente,
ya que el pueblo nos oye cantar: ¡Pan y rosas! ¡Pan y rosas!

Mientras vamos marchando, marchando, luchamos también por los hombres,
ya que ellos son hijos de mujeres, y los protegemos maternalmente otra vez.
Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte,
los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos.
¡Dennos pan, pero también dennos rosas!

Mientras vamos marchando, marchando, innumerables mujeres muertas
van gritando a través de nuestro canto su antiguo reclamo de pan.
Sus espíritus fatigados conocieron el pequeño arte, y el amor, y la belleza.
¡Sí, es por el pan que peleamos, pero también peleamos por rosas!

A medida que vamos marchando, marchando, traemos con nosotras días mejores.
El levantamiento de las mujeres significa el levantamiento de la humanidad.
Ya basta del agobio del trabajo y del holgazán: diez que trabajan para que uno repose.
¡Queremos compartir las glorias de la vida: pan y rosas, pan y rosas!

Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte.
Los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos.
¡Pan y rosas, pan y rosas!

James Oppenheim(**), 1911


La frase se asociaría también con la exitosa huelga textil de Lawrence, Massachusetts, entre enero y marzo de 1912, ahora a menudo citada como la «huelga del pan y las rosas». De nuevo, las demandas incluían tanto salarios justos como condiciones de vida dignas.

En junio de 1912, Rose Schneiderman, de la Women's Trade Union League de Nueva York, incluyó la frase en un discurso que pronunció en Cleveland en apoyo de la campaña de mujeres de Ohio por el sufragio igualitario, ampliando su significado. En su discurso, que fue parcialmente publicado en la revista Life and Labor de la Women's Trade Union League, afirmó:

«Lo que quiere la mujer que trabaja es el derecho a vivir, no simplemente a existir, el derecho a la vida como la mujer rica tiene derecho a la vida, al sol, a la música y al arte. No tenéis nada que el trabajador más humilde no tenga derecho a tener también. La trabajadora debe tener pan, pero también debe tener rosas. Ayudadnos, mujeres privilegiadas, dadnos el voto para luchar». (Rose Schneiderman, 1912).]

         En posteriores discursos repetiría con frecuencia la misma cita sobre las trabajadoras que deseaban pan y rosas. Debido a ello su nombre se entrelazó para siempre con la frase pan y rosas.
         Un año después de la publicación del poema de Oppenheim, de la huelga textil de Lawrence y el discurso de Schneiderman, la frase se había extendido por todo el país. En julio de 1913, por ejemplo, durante un desfile por el sufragio en Maryland, participó una carroza con el tema «Pan para todos y rosas también». La carroza llevaba un barco con tres niños: un niño con una canasta de pan y dos niñas con una canasta de rosas.


(*) Hellen Todd fue una sufragista y activista por los derechos de los trabajadores, nacida en Estados Unidos en 1870. Comenzó su carrera como educadora y luego se convirtió en inspectora de fábricas. Escribió sobre el trabajo infantil en fábricas y se preocupó por la falta de derechos de las mujeres trabajadoras.

Todd hizo campaña por el sufragio femenino por todo Estados Unidos. Después de que las mujeres obtuvieron el derecho al voto, continuó abogando por inmigrantes, trabajadores y mujeres. Murió en 1953.



(**) James Oppenheim (1882-1932) fue un poeta, novelista y editor estadounidense. Fue un reconocido escritor de cuentos y novelas. Su poesía siguió el modelo de Walt Whitman de reflexiones en verso libre sobre «los aspectos sociales y democráticos de la vida». Oppenheim describió los problemas laborales de las clases trabajadoras en su novela The Nine-Tenths (1911) y en su famoso poema Bread and Roses , (1911), inspirado en un discurso de Helen Todd . Más tarde, el poema fue musicalizado en 1976 por Mimi Fariña y nuevamente en 1990 por John Denver .


(***)Rose Schneiderman fue una feminista y socialista
estadounidense de origen judío nacida en Polonia en 1882, y una de las líderes sindicales femeninas más prominentes. Como miembro de la Liga de Sindicatos de Mujeres de Nueva York, llamó la atención sobre las condiciones inseguras en el lugar de trabajo, luego del Incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York de 1911, y como sufragista, ayudó a aprobar el referéndum estatal de Nueva York de 1917 que otorgó a las mujeres el derecho a votar.
         Schneiderman también fue miembro fundador de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles y formó parte de la Junta Asesora Laboral de la Administración Nacional de Recuperación bajo la presidencia de Franklin D. Roosevelt.



Aquí podéis ver una versión musicalizada del poema con fotografías de la época de la lucha por el sugragio:


Y aquí en una escena de la película PRIDE (altamente recomendable):

viernes, 13 de mayo de 2022

LA ADIVINA DEL CALLEJÓN DEL ORO

Fortuneteller by Elizaveta Terentyeva

Hoy es uno de esos días en los que, a base de tirar de un hilo, he desenrollado una madeja entera.
         Todo empieza debido a mi propósito de terminar una entrada que me dejé en borrador hace tiempo, justo en medio del proceso de documentación final para Barón Von Humboldt. Siempre os hablo de la cantidad de descubrimientos maravillosos que hago gracias a la escritura. Buscando que te buscarás... siempre encuentro información de lo más curiosa (a la par que inesperada). A veces muy alejada de las primeras pistas, los primeros hallazgos; estos sí, relacionados con el tema que me ocupara en ese momento.
         Bien, pues este había sido uno de esos casos: cuando seguía la pista de los detalles precisos del llamado Callejón del Oro de Praga, me topé con un nombre y una figura de lo más llamativa para mí: Matylda Průšová, una adivina que ejerció allí su oficio durante las primeras décadas del siglo XX y que se hacía llamar Madame de Thébes.
         Y aunque en ese momento —embarcada como estaba en otro noble empeño: acabar de una vez la maldita novela—, no podía pararme, ni siquiera ante tan afortunado descubrimiento, me lo dejé apuntado, prometiéndome indagar sobre el asunto cuando tuviera oportunidad.
         Hoy ha sido ese día. Y estaba yo tan contenta, siguiendo la pista de mi antepasada de vocación, cuando, como me pasa tan a menudo, una cosa ha llevado a la otra y... Total, que aquí os traigo la historia del Callejón del Oro, la de la checa Madame de Thebes, la de la baraja llamada Lenormand, y la de la reputada cartomántica francesa Marie Anne Lenormand, asesora de políticos clave de la Revolución francesa y hasta del mismísimo Napoleón Bonaparte.
         Pues vamos allá, que, como veis, tenemos mucho trabajo por delante.

EL CALLEJÓN DEL ORO DE PRAGA




El Callejón del oro (Zlatá ulička en checo) es una célebre calle ubicada dentro de lo que es el recinto del Castillo de Praga, junto a la muralla, en el distrito llamado Hradcany. Lo forman una fila de once coloridas casitas, de uno o más pisos, que fueron construidas por orden del emperador Rodolfo II de Habsburgo, a finales del siglo XVI, para para dar cobijo a los veinticuatro guardias reales y a sus respectivas familias tras la destrucción, debido a un incendio, de los viejos barracones de madera que los albergaban.

Los edificios son realmente diminutos, de unos 20 metros cuadrados. Originalmente había 24, alineados a ambos lados de la calle, lo que significa que el pasaje debió de ser muy estrecho. El emperador Rodolfo II supervisó la construcción y prohibió las ventanas que daban al Stag Moat, que dejó solo para su disfrute personal.
         El fuego destruyó 10 de los edificios en 1657. Para entonces los arqueros se habían mudado a otra parte y los edificios comenzaron a ser utilizados como talleres por orfebres y artesanos. La presencia de orfebres allí es lo que le dio nombre a la calle.
         Una leyenda afirma que allí vivieron también unos alquimistas (en realidad se trata de otra calle más cercana) que intentaron transformar el hierro en oro para el rey Rodolfo II, que era un tipo obsesionado con el esoterismo y la magia, y producir la piedra filosofal y el elixir de la vida. Pero ya decimos que es solo una leyenda.
         Más tarde, a principios del siglo XX, el Callejón del Oro se convirtió en una posibilidad de vivienda relativamente barata, ya que los edificios eran pequeños y carecían de las comodidades modernas. Fue entonces cuando vivieron allí diversos personajes, tales como es escritor Franz Kafka, que ocupó el número 22 de la calle en 1916 y 1917 y aprovechó para escribir su cuento «Un médico rural»; el poeta Jaroslav Seifert, Premio Nobel de Literatura en 1984, quien vivió en el Callejón del Oro en 1929. Y nuestra protagonista de hoy, Madame de Thebes, que ocupó una de las casas de Zlatá ulička, el número 14, desde 1914 hasta su muerte, a manos de la Gestapo, en la Segunda Guerra Mundial.

Algunos de los edificios de la calle fueron reconstruidos a lo largo de los años, haciéndose un esfuerzo para devolverles su aspecto original tanto como fue posible. La restauración más reciente tuvo lugar en 2010-2011. En ese momento los edificios estaban en verdadero peligro, debido al drenaje deficiente a lo largo del muro del castillo. Los historiadores redecoraron entonces ocho interiores, utilizando piezas de época cuando fue posible, y recreaciones en otros casos. Por ejemplo, la mesa de trabajo de orfebre que hay en una de las casas es auténtica, pero procede de otra ubicación. La armadura, nueva en realidad, en la casa de un guardia del castillo fue pintada y tratada con ácido para que pareciera vieja.


La casita que ocupó Kafka



La casa de Madame de Thèbes.
Muro exterior con el aspecto actual.

Centrémonos ahora en ella, en nuestra adivina-echadora de cartas particular. Matylda Průšová, Madame de Thèbes de nombre artístico.
         Parece ser que hay cierta confusión sobre ella, ya que hubo otra Madame de Thebes más famosa que trabajó en Francia hasta su muerte en 1916, y que incluso fue objeto de un artículo de página completa en el New York Times, con predicciones sobre el curso de la Primera Guerra Mundial; entre otras publicaciones internacionales. (FUENTE: Blog Bohemian Magic. Muy interesante. Merece echarle un ojo).



La misma Madame de Thèbes francesa sirvió de inspiración para uno de los personajes principales de una película muda de 1915 sobre un niño romaní no deseado que es adoptado por una condesa y que crece para convertirse en un político de renombre (os pongo todo sobre tan curiosa película al final del artículo).
         Las fotos de la vidente francesa casi siempre se utilizan por error para la bohemia, ya que no parece existir ninguna fotografía de la checa.


Nosotros nos apañaremos, para ponernos en situación, con algunas de las imágenes de la película, que tienen, desde luego, una grandeza innegable. No creo que Matylda se vaya a ofender por eso, ya que la dejan en buen lugar y nos permiten soñar con otros tiempos, en los que el oficio de adivina resultaba tan romántico como trágico.



Pero a pesar de la falta de evidencia fotográfica, la Madame de Thèbes bohemia realmente existió. Cuando se renovó el Callejón del Oro en 2011 y se reabrió su antigua tienda de adivinación como atracción turística, una anciana a la que una vez le leyeron las cartas allí contó cómo era. La señora, de 91 años, dijo que había estado «muy asustada» en dicha ocasión, y que Madame de Thèbes estaba en un rincón con un gato en el hombro. Fue en 1938, y la mujer quería saber si aprobaría sus exámenes (FUENTE: Blog Bohemian Magic).

Matylda Průšová era la viuda de un farmacéutico. Ante la necesidad de ganarse la vida y la falta de experiencia para administrar una farmacia, cambió su nombre a Madame de Thébes, probablemente porque vio el nombre en una columna del periódico, y se dedicó a la adivinación en Golden Lane.
         Se dice que tenía un hijo que había ido a luchar en la Primera Guerra Mundial y nunca regresó. Desde 1914 Matylda esperó en vano su regreso. Diariamente ponía un plato en la mesa para él y le preparaba la cama cada noche. Nunca quiso moverse de esa casa por si él volvía y no podía encontrarla.

Foto de un soldado encontrada en casa de Madame de Thébes,
presumiblemente su hijo.

La fama de nuestra adivina se extendió mucho, probablemente debido a que la gente no se dio cuenta de que había dos Madames de Thebes y le sirvió a ésta la fama adquirida por la francesa. Llegó a recibir cartas de todo el mundo, de lugares tan lejanos, por ejemplo, como Ciudad del Cabo; en busca de su consejo clarividente. Y en su acogedora casita, llena de objetos extraños, recibía a diario a todo tipo de clientela deseosa de conocer su futuro.
         Madame de Thebes era conocida por sus excentricidades, que la ayudaban a mantener un aire de no ser de este mundo. Llamaba la atención desde lejos, con su ropa negra y su anticuado sombrero, adornado con plumas de avestruz. También llenó su casa de curiosidades de lo más exóticas.
         Y es que, esto ya lo digo yo, la imagen lo es todo. Y la señora no sabría de farmacia, pero lo que es de marketing... Pues eso, que si quieres ser tomado en cuenta en cualquier oficio, debes proyectar una imagen acorde con lo que quieres vender-trasmitir. Y en eso ella sabía lo que se hacía.
         La que fuera su casa ha sufrido varias renovaciones y no quedan muchos, si es que queda alguno, de los elementos originales. Las habitaciones ahora están detrás de un vidrio, por lo que ya no se puede caminar por el interior. Pero los visitantes pueden ver tres montones de cartas en una mesa redonda. Las cartas parecen ser del tipo Lemormand (ay, amigos, aquí está otro de esos hilos en los que me he enredado sin remedio. Luego, más abajo, os cuento), en lugar de Tarot. Este tipo de baraja fue popular en el siglo XIX y principios del XX en Francia y en los lugares donde se difundió la cultura francesa. Sin embargo, es probable que no sean originales. El tipo exacto de tarjetas que usó no se menciona en ninguna parte.
         Antes de las renovaciones de 2010, lo que había eran tres cartas sobre un mantel y las paredes estaban cubiertas de fotografías amarillentas. Todos los muebles y la decoración se cambiaron durante la renovación. Las paredes ahora tienen algunos grabados enmarcados y hay una gran estatua de un ángel en un pedestal. Un cráneo de yeso se sienta encima de un escritorio con algunos libros abiertos. En la esquina hay una pequeña vela parcialmente quemada con forma de hombre. En el otro extremo del escritorio hay algo parecido a una esfera armilar.


Un pequeño sofá está tapizado con lo que parece una alfombra oriental. Todo en ella trata de evocar la atmósfera de las descripciones anteriores de la tienda, pero, según algunas críticas, también tiene el aspecto de una colección de cachivaches comprados en alguna tienda de segunda mano para crear un escenario para una película de bajo presupuesto. 

Juzguen ustedes mismos:


En cualquier caso, la presencia de Madame de Thébes en el Castillo de Praga muestra una continuación de las tradiciones esotéricas y ocultas que datan desde Carlos IV y Rodolfo II hasta mediados del siglo XX.
         Al igual que su tocaya, esta madame de Thèbes también hizo predicciones sobre los resultados de las guerras. Y aquí es donde se metió en graves problemas. Siempre predijo un mal resultado para el lado alemán, e incluso después de la ocupación alemana, se negó a dejar de difundir la idea de que el Tercer Reich terminaría en desastre, más temprano que tarde. Las fuerzas alemanas ocupaban Bohemia en ese momento y el país era conocido como el Protectorado de Bohemia y Moravia. Sus pronósticos llevaron a que fuera arrestada por la Gestapo, quien se la llevó para interrogarla a los sótanos del Palacio Petschek, en la calle Politických vězňů, en ese momento el Cuartel General de la Gestapo, donde muchos patriotas checos y combatientes de la resistencia fueron interrogados y torturados y perdieron la vida. Ella también perdería la suya a manos de los mismos verdugos.

Y ahora, liquidada ya mi primera misión, esto es, hablaros de la asombrosa adivina que plantó cara a los nazis y les escupió en la cara su inminente derrota, paso al resto de los hilos.

La baraja LENORMAND (no creeríais que algo así podría pasar desapercibido para mí. Estaba claro que llamaría mi atención sí o sí).

(INFO DE LABYRINTHOS ACADEMY

Las cartas de la baraja Lenormand surgieron a fines del siglo XVIII, muchos de sus símbolos se derivan de los que se encuentran comúnmente en las lecturas del café molido. La baraja más antigua que se conserva data de 1799 o 1800 y actualmente se conserva en el Museo Británico de Londres. Originalmente llamado "El juego de la esperanza", una vez fue un juego de salón (muy parecido al Tarot). Pero a medida que pasaron los años, las imágenes de las cartas demostraron ser adecuadas para propósitos más esotéricos.
         Las tarjetas fueron bautizadas con el nombre de la famosa «Sybille of the Salons», Marie Anne Lenormand, solo después de su muerte a mediados del siglo XIX. Se rumoreaba que había usado un conjunto personalizado de las mismas cartas que se ven hoy, su propia adaptación.
         Cuando Madame Lenormand murió, su nombre se colocó en un paquete de cartas hecho después del que ella usó y efectivamente inició una tendencia que se convertiría en un pilar en los círculos ocultos de Europa continental.
         Durante el siguiente siglo y medio, la popularidad de Lenormand se extendió a los Países Bajos, Europa Central, los Balcanes, Rusia e incluso Brasil. El mundo de habla inglesa, inmerso en su amor por el Tarot, iba a tardar en dejarse seducir por él y solo se aficionaría realmente a la nueva baraja solo con los albores del siglo XXI.



MARIE ANNE LENORMAND

Marie Anne Adelaide Lenormand  fue una adivina profesional francesa, de gran fama durante el periodo napoleónico. En Francia es considerada como la mayor cartomántica de todos los tiempos.
         Nació el 27 de mayo de 1772 en Alençon, Normandía, hija de Jean Louis Antoine Lenormand, un comerciante de telas reconocido en todo el país, y Marie Anne Lenormand (de soltera Gilbert). Quedó huérfana a la edad de cinco años y se educó en un colegio de monjas. Habiendo heredado la fortuna de su padre, y a pesar del éxito mercantil alcanzado por su familia, decidió no seguir con el negocio familiar y, en vez de eso, se fue a París en 1786. Allí, con solo 14 años, empezó su carrera de adivina, para la que había mostrado dotes innatas. A los 17 años ya ofrecía consultas privadas a sus vecinos. Fue así como, de boca en boca, se ganó la fama que construiría su camino hasta las élites en el poder.
         Matemática, druida, astrónoma —y astróloga—, estudiosa de la cábala judía y de los horóscopos, Marie-Anne Lenormand se ganó fama dentro y fuera de Francia. Militares y políticos franceses la visitaban en su estudio personal para hacerle consultas. Se sabe que las paredes de su consultorio estaban repletas de murciélagos disecados y esqueletos humanos. A pesar de la decoración excéntrica de su estudio (o quizá por eso mismo), cientos de políticos la iban a visitar. Algunas fuentes aseguran que Marie-Anne Lenormand revolucionó la cartomancia francesa, iniciada en el siglo XVIII, y le dio un lugar de importancia a estas prácticas adivinatorias en la cúpula del poder francés que antes no tenían.
         Ella se describía a sí misma como una «mujer de canales abiertos», que le permitían interpretar el futuro con las cartas del Tarot.
         Aunque sus clientes más asiduos fueron líderes de la Revolución Francesa, como Robespièrre, Marat y Saint-Just; la emperatriz Josefina y el propio Napoleón Bonaparte (a quien llegó a pronosticarle sus futuras derrotas), Lenormand no se limitó a políticos de su propio país. Por el contrario, se tiene registro de que incluso el zar ruso Alejandro I y otros emperadores acudían a ella para tomar decisiones que podían cambiar el curso de su mandato para siempre. Trabajó como adivina activamente durante más de 40 años.
         En 1814 Lenormand comenzó una segunda carrera literaria y publicó numerosos textos, provocando muchas controversias públicas. Fue encarcelada más de una vez, cada vez que pronosticó algo que no gustó a sus consultantes, si estos eran poderosos; aunque nunca por mucho tiempo.
         Murió en París el 25 de junio de 1843, y está enterrada en la división tercera del Cementerio Père Lachaise. Dejó una fortuna de 500.000 francos y no dejó herederos más que un sobrino que, en el momento de su muerte, estaba en el ejército. Católico devoto, su sobrino quemó toda la parafernalia ocultista de Lenormand; tomando solo la fortuna monetaria que dejó atrás.
         El suyo fue un gran legado, habiendo sido la psíquica más célebre de su tiempo. 


Madame de Thebes (película, 1915)

Madame de Thebes es una película muda sueca dirigida por Mauritz Stiller y estrenada en a.


La historia resulta un poco absurda según cánones actuales (pero recordemos que es cine mudo, de 1915 nada menos): Una gitana da a luz un hijo de un hombre ajeno a su tribu (por supuesto, no están casados). Su padre, conocido por sus poderes de videncia y tal, le echa una maldición: tu destino será no conocer el amor de madre, ya que perderás a tu hijo; y la expulsa de la tribu. Ayla, que es el nombre de la gitana, se ve obligada a abandonar a su hijo. Pero tiene la suerte (¿suerte?, no parece que esta esté muy de su lado, pero bueno) de que lo adopta una condesa que acaba de perder a su propio bebé. Pasan 35 años. El hijo, criado como conde, se dedica a la política y está a punto de convertirse en ministro de Asuntos Exteriores. Él no sabe que su verdadera madre es la famosa Madame de Thebes, la adivina que todos los políticos se aseguran de visitar. Esta información cae en las manos de un rival, que trata de usarla para arruinar su carrera. Mientras tanto, la atractiva hija de ese político rival es atacada por un rufián. ¿Y quién la rescata? Robert, el hijo de la gitana (interpretada por la actriz noruega Ragna Wettergreen), madame de Thebes. Lógicamente, se enamoran. Y ella le ayuda a partir de ahí, en connivencia con la vidente, a solucionar todo el follón. Se enterará de que su madre es su madre solo cuando esta caiga muerta en sus brazos. Porque hay un medallón y un par de cartas involucrados en la trama que darán la clave de todo a su debido tiempo.

lunes, 2 de mayo de 2022

Vuelve el Kulture Market Day


Por segundo año consecutivo volvemos a celebrar nuestro Mercado del Arte, una magnífica ocasión para pasar el día al aire libre (esperamos solecito), solo o en compañía, y disfrutar de toda la oferta de arte y artesanía que albergan nuestras carpas. Además de la oferta de bocatas, bebidas varias y actuaciones que irán sucediéndose a lo largo del día; todo ello acompañado de buena música y mejor compañía.

         En ese mercado del Arte estaré yo con mis libros y mi Baraja gitana, como viene siendo costumbre. Pasaos a verme, a consultar vuestro futuro y a comprar, si os place, alguno de mis últimos títulos, que los tengo de todos los precios y extensiones XD

Como Pitonisa abnegada...

Y como escritora embrujadora

Pero esto no acaba aquí, el domingo (a ver si por fin, por fin) estaré en el Mercadillo de Sanchinarro, haciendo doblete también.


Si el lunes aún soy persona, prometo contaros a los que no hayáis podido ir cómo ha ido todo y cuánta gente curiosa he conocido o vuelto a ver.