¡Feliz abordaje!
martes, 31 de diciembre de 2019
NOS VEMOS A BORDO
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lunes, 30 de diciembre de 2019
ESPERANDO EL TREN DE AÑO NUEVO...
...Toca revisar los propósitos de este 2019 que toca a su fin. Para elaborar después la lista del próximo, 2020.
Y estos eran, damas y caballeros, mis propósitos pasados. Veamos el grado de cumplimiento que han obtenido.
Número 1: Leer los libros que tengo en casa sin empezar.
Bueno, aquí el éxito es más o menos del 50%. He leído varios de los que tenía pero no he logrado vencer la tentación de hacerme con otros nuevos, con lo que «la pila» se ha quedado más o menos igual. Pero perseveraré en mi loable objetivo en próximos meses.
Número 2: Publicar (y presentar) la segunda entrega de «La estirpe de la estrella».
En esto, fracaso absoluto. Lo único que puedo alegar en mi descargo es que he editado, maquetado, publicado y presentado otra novela: Útero; y una novelette: Equinoccio, esta última como inauguración a mi colección de tipo bolsilibro «Relatos del Caldero». Y que gracias al NaNoWriMo 2019 he avanzado unas 30.000 palabras en el proyecto de novela propuesto.
Número 3: Acostumbrarme a utilizar una Agenda.
Cumplido exitosamente. Me compré la Agenda de las brujas y con esa motivación no podía fallar, je, je.
Conseguido. Y mejor de lo previsto, pues mis dos colegas de embarcación, Gerard P. Cortés y Alex Godmir, colaboraron leyendo sus respectivos capítulos y yo creo que nos quedó una cosa chula. Podéis comprobarlo por vosotros mismos en ivoox: VIAJE INFINITO A BORDO DEL DESTINO.
Conseguido más o menos al 80%, lo que supone un avance substancial y un reto para mejorar el porcentaje en 2020.
Hasta aquí la evaluación. El día 1 (o el 2, si antes no es posible) conoceréis mis flamantes propósitos a
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lunes, 23 de diciembre de 2019
FELICES FIESTAS
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domingo, 22 de diciembre de 2019
FELIZ SOLSTICIO DE INVIERNO
Y Feliz Yule
(Publicada por primera vez en diciembre de 2017)
Porque la hora más oscura es la que precede al alba, sabemos que tras la noche más larga del año es justo cuando empieza el despertar. Del sol, de la luz, de la vida. El solsticio de invierno es una promesa, el renacer de la esperanza. El momento a partir del cual la larga oscuridad que ha ido ganando terreno día a día desde el Samhain, será derrotada por la luz, de modo que llega el turno para que la naturaleza despierte y las cosechas puedan crecer. Y es así como muchas culturas lo han festejado y reverenciado, considerándolo uno de los momentos cumbre de cada año.
El solsticio de invierno —que en el hemisferio norte se produce hacia el 21 de diciembre, cuando el Sol pasa por el trópico de Capricornio, al sur del ecuador celeste, y en el hemisferio sur el 21 de junio, cuando el Sol pasa por el trópico de Cáncer— es un tiempo de recogimiento, relacionado en Occidente con la melancólica tristeza del invierno, que se compensa mediante esas fiestas de carácter familiar, de «pertenencia a la tribu». Celebraciones de clan que han contribuído a lo largo de los siglos a sobrellevar mejor la oscuridad.
En los pueblos antiguos la naturaleza determinaba el ciclo vital, de manera que su observación y la fijación de los momentos singulares era un asunto crucial en la vida de los pueblos.
En términos físicos, el solsticio es el momento del año en que el Sol, en su movimiento aparente, pasa por uno de los puntos de la eclíptica más alejados del ecuador y en el que se da la máxima diferencia de duración entre el día y la noche.
Como todo momento de cambio, de fin de un ciclo e inicio de otro nuevo, se considera un portal entre situaciones y realidades distintas. Desde la Antigüedad, en esta fecha se ha celebrado el renacimiento del sol, de la luz, y su victoria sobre la oscuridad. Según los distintos pueblos y culturas, la festividad ha adoptado diferentes formas:
SATURNALIA
(Publicada por primera vez en diciembre de 2017)
Porque la hora más oscura es la que precede al alba, sabemos que tras la noche más larga del año es justo cuando empieza el despertar. Del sol, de la luz, de la vida. El solsticio de invierno es una promesa, el renacer de la esperanza. El momento a partir del cual la larga oscuridad que ha ido ganando terreno día a día desde el Samhain, será derrotada por la luz, de modo que llega el turno para que la naturaleza despierte y las cosechas puedan crecer. Y es así como muchas culturas lo han festejado y reverenciado, considerándolo uno de los momentos cumbre de cada año.
El solsticio de invierno —que en el hemisferio norte se produce hacia el 21 de diciembre, cuando el Sol pasa por el trópico de Capricornio, al sur del ecuador celeste, y en el hemisferio sur el 21 de junio, cuando el Sol pasa por el trópico de Cáncer— es un tiempo de recogimiento, relacionado en Occidente con la melancólica tristeza del invierno, que se compensa mediante esas fiestas de carácter familiar, de «pertenencia a la tribu». Celebraciones de clan que han contribuído a lo largo de los siglos a sobrellevar mejor la oscuridad.
The Snow Queen - Emily Balivet
En los pueblos antiguos la naturaleza determinaba el ciclo vital, de manera que su observación y la fijación de los momentos singulares era un asunto crucial en la vida de los pueblos.
En términos físicos, el solsticio es el momento del año en que el Sol, en su movimiento aparente, pasa por uno de los puntos de la eclíptica más alejados del ecuador y en el que se da la máxima diferencia de duración entre el día y la noche.
Como todo momento de cambio, de fin de un ciclo e inicio de otro nuevo, se considera un portal entre situaciones y realidades distintas. Desde la Antigüedad, en esta fecha se ha celebrado el renacimiento del sol, de la luz, y su victoria sobre la oscuridad. Según los distintos pueblos y culturas, la festividad ha adoptado diferentes formas:
En Mesopotamia tenían un festival de renovación de 12 días cuyo
propósito era ayudar al dios Marduk a resistir los monstruos del caos.
En Persia existía la fiesta de Yalda, en la que las familias se mantenían en
vigilia toda una noche y alimentaban el fuego para ayudar al Sol a
combatir la oscuridad.
En
Pakistán, Tíbet, y otros lugares del oriente había también la tradición
de celebrar esta fecha. En la raíz de las celebraciones está siempre el
temor
de que la disminución de luz solar sea permanente. Por eso las
celebraciones incluyen el encendido de hogueras, velas y antorchas, para
ayudar al sol a vencer.
En el Imperio Inca el Inti Raymi (o Fiesta del Sol)
es una ceremonia religiosa en honor del dios sol Inti. Se celebra en el
solsticio de invierno y marca el comienzo del nuevo año. Una ceremonia
realizada por los sacerdotes incas era la «vinculación del sol». En
Machu Picchu aún hay una gran columna de piedra llamada Intihuatana
(para atar al Sol). La
ceremonia consistía en atar al sol a la piedra, para impedir que el sol
se escape.
En
la Europa pre-cristiana la quema en una gran hoguera de un tronco de
Navidad conjuraba esa luz ansiada y establecían el vínculo comunitario.
Es el origen de las luces que adornan los actuales abetos navideños.
En china el solsticio de invierno se celebra con el Dong zhi,
que literalmente significa «la llegada del invierno». Tiene sus
orígenes en la filosofía del Yin y Yang, del balance y armonía del
cosmos. Después de la celebración, el 22 de diciembre, los días
empezarán a ser más largos y aumentará el flujo de energía positiva. Se
celebra con una suntuosa comida familiar, en la que se come, entre otras
cosas, Tang Yuan, unas bolas dulces de arroz que simbolizan la unión
familiar y la prosperidad.
Yule - Anne Stokes
YULE o YULETIDE, una de las celebraciones más antiguas y conocidas del Hemisferio Norte.
Yule y Yuletide,
al igual que la «Festividad de Yalda» (fiesta invernal iraní), son
términos arcaicos indoeropeos que nos indican el posible tronco común
del que parten estas fiestas.
La fiesta pagana de Yule tiene su origen en la Escandinavia precristiana. Constituía sobre todo una fiesta de la familia
y estuvo siempre dedicada a la fertilidad, a los solsticios y a la
familia. Era una festividad donde también se recordaba a los ancestros,
los amigos ausentes, y la mesa donde se celebraba la fiesta se preparaba
con esplendor y magnificencia, ante la tumba de los parientes
fallecidos y priorizando la hospitalidad hacia los forasteros.
Durante
la festividad de Yule era tradicional quemar el tronco de Yule, un
largo tronco de árbol que iba ardiendo lentamente durante toda la
temporada de celebraciones, en honor del nacimiento del nuevo sol. De
esa tradición proceden los pasteles en forma de tronco (troncos de
chocolate) que hoy en día se comen en Navidades.
El
culto a los árboles. Los antiguos celtas creían que el árbol
representaba un poder, y que ese poder protegía y ayudaba al árbol. Los
bosques sagrados servían como templo a los germanos.
Para los
galos, la encina era un árbol sagrado sobre el que los druidas,
sacerdotes celtas guardianes de las tradiciones, recogían el muérdago
siguiendo un rito sagrado.
Esta tradición, heredada a través de los siglos, sirvió de inspiración para el actual árbol de Navidad.
Una
variante de este Yule de origen escandinavo lo constituye el Yule celta
llegado hasta nuestros días de la mano, entre otros cultos neo paganos,
de la creencia wiccana.
Para la Wicca Yule es uno de los festivales o sabbats de la Rueda del año,
el calendario de celebraciones que contempla ocho sabbats (o
aquelarres) anuales. De entre estos unos son sabbats menores (los que se
basan en festividades germánicas y que coinciden con solsticios y
equinoccios: Yule, Ostara, Litha y Mabon) y otros mayores (los que se
basan en tradiciones gaélicas y marcan el punto de mayor energía de la
naturaleza: Samhain, Imbolc, Beltane y Lughnasadh).
Yule designa el momento en que la rueda del año está en su momento más bajo, preparada para subir de nuevo.
SATURNALIA
Los romanos celebraban también el Solsticio de Invierno con unas
fiestas fastuosas en honor al dios Saturno en las que se conmemoraba
también el fin de las tinieblas y el nacimiento del Sol Invictus. Aquí se puede ver, en un fragmento de las palabras que la sacerdotisa pronunciaba para el rito de la Saturnalia:
"Esta es la noche del solsticio,
la noche más larga del año. Ahora las tinieblas
triunfan y aún así todavía queda un poco
de luz. La respiración de la naturaleza está suspendida,
todo espera, todo duerme. El Rey Oscuro vive en cada pequeña
luz. Nosotros esperamos al alba cuando la Gran Madre dará
nuevamente a luz al sol, con la promesa de una nueva primavera.
Así es el movimiento eterno, donde el tiempo nunca se
detiene, en un círculo que lo envuelve todo. Giramos la
rueda para sujetar la luz. Llamamos al sol del vientre de la
noche. Así sea."
Eran siete días de
bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos, que a la
Iglesia le costaría mucho erradicar. En vista de que no podían vencer al
enemigo... decidieron hacerse con la fiesta, absorberla, y dotarla de
un sentido cristiano. Así, el sol que vence a las tinieblas pasó a ser
Cristo, la luz del mundo, que nace la noche que va del 24 al 25 de
diciembre, dando origen a nuestra NAVIDAD.
- P. D. Gracias a este artículo, cuando buscaba imágenes para ilustrarlo, he descubierto a dos artistas fantásticas que desconocía. Por si os interesa saber más sobre ellas, aquí están, con enlace a su página personal, en el caso de Anne Stokes, y con enlace a un artículo que habla sobre ella, en el caso de Emily Balivet.
viernes, 20 de diciembre de 2019
PROYECTO ALFA - Caryanna Reuven
Portada de Sara Randt
Novela corta autopublicada que podéis encontrar aquí.
No tengo remedio. Tenía pendiente esta reseña desde hace meses pero, entre tanta novedad y tanto trabajo para sacar adelante proyectos en curso, se me había «traspapelado», y solo hoy, gracias a un tweet donde Caryanna nos mencionaba a mí y a «El Pacto», he recordado que la tenía a medias. Así que, aunque tarde, vamos con ello.
Esta novela de Caryanna Reuven fue una de mis adquisiciones del último Celsius (julio 2019). Me la llevé de vacaciones y, pese al poco tiempo que tenía para dedicarle, la terminé en pocas sentadas. Y me encantó.
Esta novela de Caryanna Reuven fue una de mis adquisiciones del último Celsius (julio 2019). Me la llevé de vacaciones y, pese al poco tiempo que tenía para dedicarle, la terminé en pocas sentadas. Y me encantó.
La historia comienza presentando a los dos personajes principales, cada uno alter ego del otro, en inmersión total en sus respectivas psiques (primero conocemos a Alisa y luego a Alfa), pues Caryanna se las arregla para caracterizar a sus personajes no solo por fuera, sino también por dentro, mostrando incluso sus procesos cognitivos y emocionales. Y contrapone desde el principio a estas dos mujeres, que son en ciertos otros sentidos tan idénticas; mostrando cómo Alisa vive renegando de sus pasiones y sentimientos, con implantes que controlan su estado de ánimo y sus respuestas al entorno; y Alfa es en cambio una página en blanco que reacciona natural y espontáneamente.
Todo ello se nos presenta en un entorno de ciencia experimental perfectamente trazado. Pero no el tipo de ciencia al que estamos más acostumbrados, principalmente física, astrofísica y demás disciplinas habituales, sino ciencias del comportamiento (externo e interno, esto es, conductual y cognitivo), neurociencia, y método experimental aplicado a la genética.
Todo ello se nos presenta en un entorno de ciencia experimental perfectamente trazado. Pero no el tipo de ciencia al que estamos más acostumbrados, principalmente física, astrofísica y demás disciplinas habituales, sino ciencias del comportamiento (externo e interno, esto es, conductual y cognitivo), neurociencia, y método experimental aplicado a la genética.
Hay quien dice (leídas varias críticas que he encontrado por ahí) que ese comienzo se hace un poco «duro», que es algo más lento que el resto, que exige un extra de concentración por parte del lector... A mí no me lo ha parecido en absoluto. Lo veo completamente necesario para situar bien la acción y ofrecer un marco sin el que la trama perdería hondura y peso.
La novela tiene buen ritmo, a mí me resultó adictiva, y plantea cuestiones filosóficas en torno a la construcción de la identidad y lo que nos hace «ser», a la vez que habla de supervivencia y de cómo nos transformamos en nuestro contacto con los otros y adquirimos (o más bien recuperamos) aspectos esenciales que teníamos relegados al olvido. Pero todas esas cuestiones importantes no le restan un ápice de entretenimiento. Y me encanta, por supuesto, el aspecto hopepunk de esa lucha contra los elementos y la capacidad de reinventarse.
Por último, querría destacar la frase que pone Caryanna como dedicatoria: «...dedicada a todas las mujeres. Porque juntas somos más»; porque creo que sirve para resumir bastante bien el espíritu de Proyecto Alfa. Juntas somos más fuertes, más nosotras, más capaces, más plurales... Un canto a la sororidad como herramienta que quisieron arrebatarnos pero que, más o menos visible, siempre hemos poseído.
La novela tiene buen ritmo, a mí me resultó adictiva, y plantea cuestiones filosóficas en torno a la construcción de la identidad y lo que nos hace «ser», a la vez que habla de supervivencia y de cómo nos transformamos en nuestro contacto con los otros y adquirimos (o más bien recuperamos) aspectos esenciales que teníamos relegados al olvido. Pero todas esas cuestiones importantes no le restan un ápice de entretenimiento. Y me encanta, por supuesto, el aspecto hopepunk de esa lucha contra los elementos y la capacidad de reinventarse.
Por último, querría destacar la frase que pone Caryanna como dedicatoria: «...dedicada a todas las mujeres. Porque juntas somos más»; porque creo que sirve para resumir bastante bien el espíritu de Proyecto Alfa. Juntas somos más fuertes, más nosotras, más capaces, más plurales... Un canto a la sororidad como herramienta que quisieron arrebatarnos pero que, más o menos visible, siempre hemos poseído.
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martes, 17 de diciembre de 2019
Esta NAVIDAD regala aventuras, magia, amor, ilusión...
Empiezo con mi campaña navideña de todos los años. Porque es un buen momento para concedernos, en medio de todo el ajetreo de las fiestas, unos ratitos de soledad bien acompañada, esto es, con alguna lectura que nos apetezca.
Y también excelente momento para compartir con los amigos y familiares un poco de cultura, aventura y evasión, cosas todas que te proporciona un buen libro.
Si además así hacemos felices a algún escritor o escritora... Nos podemos sentir como auténticas Reinas o Reyes Magos, todo en un solo gesto :-)
¿Dónde podéis adquirir mis libros? Aquí, en la librería de Morgan:
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miércoles, 4 de diciembre de 2019
NANOWRIMO TERMINADO...
...Y no conseguido.
Esta vez no lo logré, pero lo importante es haberlo intentado.
Era un salto difícil; se intentó con ganas, pero finalmente no conseguí llegar a la meta de las 50.000 palabras.
Tras mi última entrada, después del día 16, aún logré escribir casi al mismo ritmo otros cuatro días y pico. Me quedo en 33.000 palabras, lejos del propósito inicial pero contenta a pesar de todo. ¿Por qué? Pues porque me ha servido para retomar la novela que tenía aparcada ya demasiado tiempo (aplazada siempre por los otros mil proyectos restantes), y para darle un buen empujón.
Este próximo puente estaré ocupada de nuevo, por una buena causa:
Pero a la vuelta me he propuesto iniciar mi propio NaNo, a un ritmo más asumible. Si las fuerzas me acompañan, espero tener lista La protegida de los lobos para final de la primavera o principios del verano, a ver si así puedo publicarla antes de que acabe 2020.
Esta vez no lo logré, pero lo importante es haberlo intentado.
Era un salto difícil; se intentó con ganas, pero finalmente no conseguí llegar a la meta de las 50.000 palabras.
Tras mi última entrada, después del día 16, aún logré escribir casi al mismo ritmo otros cuatro días y pico. Me quedo en 33.000 palabras, lejos del propósito inicial pero contenta a pesar de todo. ¿Por qué? Pues porque me ha servido para retomar la novela que tenía aparcada ya demasiado tiempo (aplazada siempre por los otros mil proyectos restantes), y para darle un buen empujón.
Este próximo puente estaré ocupada de nuevo, por una buena causa:
Pero a la vuelta me he propuesto iniciar mi propio NaNo, a un ritmo más asumible. Si las fuerzas me acompañan, espero tener lista La protegida de los lobos para final de la primavera o principios del verano, a ver si así puedo publicarla antes de que acabe 2020.
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