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martes, 15 de julio de 2014

ÁNGELA CARTER


Tengo un colega llamado Easton (o Daniel G. Castro, al gusto XD), que tiene la amabilidad de acordarse de mí cada vez que encuentra alguna joya literaria relacionada con mujeres escritoras. Hace poco, pensando en que podría parecerme interesante para el blog, me habló de Ángela Carter y su Cámara sangrienta, que él había encontrado a su vez en un blog llamado CRÓNICAS LITERARIAS.
         
Me puse con ello e investigué la vida y milagros de Ángela, para hacerme luego con su libro y leerlo de cabo a rabo en tiempo récord.
         Como podéis ver en cualquier enlace, se trata de un libro publicado en 1979 que consta de 10 relatos, basados todos en cuentos tradicionales que la autora transforma de manera radical, siguiendo un estilo y un prisma absolutamente personal.
         A día de hoy no nos resulta extraño esto de reinventar cuentos (o cualquier otro tipo de obra) clásicos. Pero fue el libro de Ángela Carter el que al parecer abrió la veda, revolucionando el panorama por completo, tanto por el intenso contenido sexual de sus historias como  por los aspectos reivindicativos acerca del género femenino.
         En todas ellas los héroes o heroínas cambian de papel, los invierten, habiendo heroicas madres que cabalgan en la noche para salvar doncellas inocentes, Caperucitas rojas seductoras y con pleno dominio de la situación, generosas y melancólicas vampiras, animales más nobles y humanitarios que los humanos, niñitas sabias...

Sin embargo, la lectura que hoy quiero hacer yo de la Cámara sangrienta va en otro sentido. Haré hincapié principalmente en sus aspectos estilísticos, en su enfoque y en el efecto y las sensaciones que ha producido en mí.
          Sobre el lenguaje, hay que decir que en la obra de Carter adquiere un enorme protagonismo. Ya desde el primer relato, La cámara sangrienta, resulta significativo. Prolijo, excesivo, sensual... Pesado y envolvente como un manto de rojo y grueso terciopelo. Te rodea y te sumerge de lleno en las atmósferas oníricas, bellas e inquietantes que la autora sabe construir con cada historia. Es tan denso y propio que logra crear un auténtico mundo interno, tangible por la magia de esas mismas palabras. Hasta que te olvidas del tiempo y las reglas externas.
         El vocabulario es de una gran riqueza, elegido siguiendo una armonía y una cadencia exquisitas. De ese que se disfruta inseparablemente de la trama. Supongo que aquí la labor del traductor ha tenido que ser sobresaliente, pues el tipo de prosa de Carter es de las que se tienen que resentir fatalmente sin el mimo adecuado.
         Y entre todos los relatos, que en su conjunto he disfrutado enormemente, voy a destacar un título: El rey elfo, no porque sea el mejor (imposible decidir a tal efecto), sino porque me ligan a él invisibles y extraños lazos, de los que a veces se establecen por efecto de inconscientes afinidades.





El rey elfo es un cuento oscuro e inquietante, surrealista, que descansa, más que en su historia, que resulta sumamente original e impactante, pero que está tan sutilmente esbozada como para que sea el lector el que tiene, de alguna manera, que construirla; en su estructura caótica y vegetal, frondosa como el entorno orgánico donde se desarrolla: un bosque. Aquí destaca nuevamente el tipo de prosa, conformada por un lenguaje infinitamente hermoso, pero también prolijo, rico y denso, tal como apuntaba en La cámara sangrienta. Con imágenes tan bellas, tan bellas, como esta: "Y eso mismo podría yo pensar de él, que ha nacido del deseo de los bosques". Y es que los bosques tienen que tener algo que empuja a ese tipo de creación, sensorial más que lógica; y por su efecto, a los autores nos nacen hojas y ramas y la savia nos invade, de manera que toma las riendas también de nuestras mentes y nos hace producir esas arquitecturas orgánicas.
         Hace tiempo, yo escribí un relato sobre bosques que sigue siendo a día de hoy la niña de mis ojos. Pero, para mi sorpresa (inicial, luego uno se cura XD), no se ha visto reconocido o comprendido como yo esperaba. No es un relato que obtenga, en general, prontos admiradores.
        Igual que este Rey Elfo, es un relato algo "especial", eso no tengo problema en admitirlo. Muy onírico también. Un relato, según yo creo que pasa a veces, para ser percibido más que leído. Y, como ocurre con el de Ángela Carter, de involuntaria factura vegetal, intrincada y sinuosa, basada muy fuertemente en el sonido de las palabras y en las imágenes instintivas que estas mismas puedan evocar.
         Percibir. Dejar que lo que lees impresione directamente tu cerebro, produciendo imágenes y sensaciones que no necesitan una explicación precisa o un orden habitual y lógico. Se trata de no tratar de entender. Se trata de experimentar.
         Pero puede, también eso lo admito de buen grado, que tenga razón mi amigo y editor Juan Ángel Laguna Edroso, cuando dice que, a menudo, los relatos oníricos son más para el autor que para el lector, que difícilmente conectará con ellos por la falta de pistas o guías.
         Sería de ilusos pretender que esto no es cierto. Pero yo le repliqué en su día (cómo no XD), diciendo que igual que me ha pasado ayer mismo (y muchas otras veces) con la lectura de El rey elfo, a veces sucede que el lector sí recibe "el mensaje", o se adhiere a la emoción que lo produjo, y establece una fuerte conexión, mucho más preciada por rara o difícil.
         Y eso no tiene precio. Se trata de un acto puramente mágico que justifica todo el esfuerzo y todas las horas empleadas (y regodeadas) en crear. Es, en realidad y en definitiva, lo único que le da pleno sentido.
     

miércoles, 9 de julio de 2014

ARABIA

Hoy vengo a compartir noticias gastronómicas. Se trata de un restaurante madrileño especializado en lo que denominan cocina del desierto, al que vamos en familia de vez en cuando.



Se llama






y se encuentra en la calle del Piamonte número 12. En Madrid, cerca de Alonso Martínez y Chueca.



Es un lugar exótico donde comer bien y probar sabores algo diferentes, con un ambiente acogedor y tranquilo, en fresca penumbra. Un oasis de calma y aromas en medio del Madrid más céntrico.
       Toda la carta es muy recomendable pero en concreto el Cuscús... Hacía tiempo que no probaba uno tan, tan estupendo.
         Animaos a probar y contadme la experiencia. 





martes, 8 de julio de 2014

Tehanu y una quesada pasiega

El otro día volví a hacer quesada pasiega, siguiendo los pasos de una receta tradicional que encontré hace poco en un blog. Quesada pasiega de Sor Teresa. Si echáis un vistazo veréis que tiene el estilo de una de esas recetas que constituyen alto secreto de familia, transmitido de generación en generación, y que se elaboran a la manera de antaño.
         Hacer este postre así, a la antigua, resultó para mí extrañamente placentero. Amasar el queso fresco con las manos, ligar con las varillas el azúcar, la mantequilla y los huevos, batiendo enérgicamente. Oler los matices que se iban añadiendo con el limón y la canela... Me hacía sentir como si fuera una antigua hechicera urdiendo alguna de sus pócimas. Me hacía conectar con las fuerzas primarias, los alimentos, el poder de la urdimbre, los pasos y los nombres mágicos.

(Vale, estoy un poco pirada, pero, por favor, hagamos por un momento como si no XDD)
Añadiré de todas formas, antes de que alguien llame a los servicios de salud mental, que acababa de terminar de leer Tehanu, uno de los libros de Terramar de mi muy querida Úrsula (como si fuéramos colegas de toda la vida la Le Guin y yo XDD). Que me había parecido esta una novela magnífica, de esas que dejan huella.
         En mi opinión, totalmente a la altura de Las sombras de Atuan, el segundo libro de la serie, y muy por encima de La costa más lejana, el tercero, que no me ha terminado de entusiasmar precisamente. El libro que abre la saga: Aprendiz de mago, es una gran novela de fantasía, con sus propias y algo diferentes premisas. Su problema es que, al ser la primera, se queda por comparación con el resto algo disminuida: es una buena apertura, pero no llega a definir el trazo de la historia y los personajes como harán las novelas posteriores.

¿Qué tienen entonces de distintos el segundo y el cuarto libro para haberme dejado tan impresionada? Bueno, sobre todo que sale Tenar (y/o Arha), personaje que me encanta, y que a su lado Ged es distinto y mejor, mucho más interesante. Y que hablan de temas de especial interés para mí. En Tehanu sobre todo. ¡Y salen las brujas! Y mi niña quemada. Y el poder de la lengua antigua, la lengua de la creación. ¿Cómo no iban a gustarme por encima del resto?
         Los personajes hablan mucho sobre el ser mujer y ser hombre. Como algo esencial y como algo hecho por la vida del mundo. Y del poder de ambos, si es que a las mujeres se les permite tenerlo alguna vez. Es Terramar un mundo donde los magos y los reyes, los que de verdad tienen valor y capacidad de decisión e influencia, son hombres. Las mujeres más sabias pueden tener su pequeña cuota de magia, pueden ser brujas, pero es un arte menor, mezquino y pobre. Y sus practicantes son mujeres solas, que eligen por tanto opciones transgresoras, sucias, zafias e iletradas, aptas solo para remediar males menores y urdir conjuros prácticos, como encontrar cosas perdidas o elaborar filtros de amor.
         Tenar es una viuda de mediana edad en una sociedad campesina, una mujer normal que antaño tuvo poder, emanado de otros, y que saca sus propias conclusiones y piensa por sí misma. La vieja bruja le dice en una ocasión que para ella los hombres son como nueces; redondos, finitos, terminados en sí mismos. Por mucho poder, por mucha magia que tengan, son solo lo que son. Desaparece la nuez, se acaba todo. Y en cambio las mujeres son como árboles con raíces misteriosas. Imposibles de definir y sin contornos precisos y limitados. ¿Quién sabe que conexiones invisibles, qué relaciones hay entre ellas y el todo? Y Tenar escucha y añade a su propia sabiduría la de la bruja. Ella es puro amor, amor verdadero. Ama a los suyos, y a su niña quemada. Y ama a Ged. Él es un hombre peculiar y bueno. Sabio. Que sufre. Juntos hablan y comparten ideas. Y Ged la escucha como a un igual, y enseña y a su vez aprende de ella, y da y recibe.
         
Así que, según hacía yo mi quesada pasiega con todo esto en la cabeza, y disfrutaba como una auténtica (y lunática) bruja amasando y ligando aromas, pensaba sobre lo leído y me decía que es un gran poder el de urdir la trama de la vida y urdir la trama del alimento. Y que nos insultan a menudo a las mujeres negando la magia y el derecho a esos poderes; o nos convencen para entregarlos como si no hubiera otra forma de crecer e ingresar en el ámbito de poder del mundo, dibujado por los hombres, que renunciar a lo que tenemos, lo que nos han dejado hacer durante siglos.
         ¿Por qué parece que tiene que renunciar una mujer, para ser libre, moderna y activa; a declararse feliz y sentirse realizada siendo madre; o a preferir el patinaje artístico al fútbol; o a hacer calceta si le da la gana? ¿Es que acaso es incompatible, es que el cerebro, la inteligencia y una vida plena están reñidos con esas tareas o esas preferencias? Lo que cuenta en realidad es que puedas hacer lo que quiera que elijas, sin importar si eliges "bien o mal". No se trata de caer en el otro extremo y considerar que van contra la igualdad todas las elecciones más "tradicionales". ¿Quién decide qué es lo bueno y qué lo malo? ¿Quién, lo que tiene valor y lo que no? ¿Seguiremos permitiendo que nos definan los valores de otros? A mí me hace mucha gracia que, hasta hace bien poco, han sido los hombres los que nos han explicado cómo somos y sentimos las mujeres. Puesto que no teníamos voz como pensadoras, no teníamos presencia pública y visible, nos identificábamos con las definiciones que, por fuerza, nos daban ellos. Bien, es mucho lo que hemos evolucionado en los dos últimos siglos, pero aún están por cambiar ciertas definiciones y ciertos estereotipos, aún está por conquistar la verdadera libertad, que consiste en elegir por una misma.

Algunas veces me planteo también otra cosa curiosa. Se me ocurre pensar si muchos de esos avances que hemos conseguido las mujeres, en cuanto a reconocimiento y valoración de nuestras características de género, se deben, en igual o mayor medida que a nuestra propia lucha, a la de los hombres homosexuales. Como si fueran mejoras que hemos obtenido "de rebote" gracias a las reivindicaciones de ellos, también perjudicados por el patriarcado.
         Hay tareas, tradicionalmente femeninas, que solo se han dignificado cuando han pasado a ser, al menos en parte, cosa de hombres. Hablo de cosas como la cocina, o la costura, o la decoración de interiores. Todas, cuestiones de las que siempre nos hemos ocupado nosotras (por no hablar del cuidado de los demás, la salud, la higiene...) pero que no han sido "importantes" hasta que un puñado de hombres han decidido hacerlas suyas. No todos homosexuales, claro, pero sí en un alto porcentaje. Porque ellos se han desmarcado también de sus imperativos genéricos y han elegido a pesar de ellos.
         De pronto esos hombres han destacado por encima de los cientos, los miles y millones de mujeres que llevaban haciéndolo toda la vida. Esto es así en gran parte porque, como todo lo que la sociedad ha dejado como nuestro, lo que se hace dentro, en el ámbito privado o doméstico, no tiene la misma importancia que lo que se hace fuera, en la esfera pública. Como si resultara, por ejemplo, más difícil y meritorio apretar tornillos todo el día en una cadena de montaje que lograr ligar la mayonesa y servir una comida completa de tres platos. Como si requiriese más inteligencia sumar las cuentas de una empresa que llevar la economía familiar, a la vez que se vigilan los deberes escolares de los hijos. Como si fuera más artístico coser para fuera que hacerles toda la ropa a los tuyos.
         Pero también obedece a otros aspectos. Lo singular causa más admiración que lo cotidiano, hay que reconocerlo. Y también, cualquiera sea su tendencia sexual los hombres son hombres, y poseen más mecanismos y parecen obtener mayor respeto a la hora de jugar al juego que al fin y al cabo han definido ellos. ¿Significa todo esto que estoy criticando a los hombres homosexuales? Habría que ser muy torpe para pensar algo semejante. Solo me lamento un poco de nuestra propia impotencia. De que debamos algunos avances a sus logros, y no al reconocimiento de lo legítimo de nuestras demandas.

Tal vez debería dejar de leer libros como este y limitar mis lecturas "feministas". Y tal vez debería dejar de cocinar.
         Está visto que se trata de una actividad altamente peligrosa,  que te llena la mente de ideas subversivas y asociaciones extrañas. No sé, quizá me tire a la calceta o al ganchillo.
         Al menos, eso sí, la quesada me quedó estupenda.

sábado, 5 de julio de 2014

Musas, musas

Eleanor Fortescue-Brickdale


Descubrí a esta pintora buscando imágenes de temática artúrica. Y resultó que pertenece a una de mis "tribus" favoritas de pintores: los prerrafaelitas. El caso es que ella nació cuando los miembros de la hermandad fundadora, los pintores que definieron su estilo, ya se habían separado, siguiendo cada uno su propio camino vital y pictórico. Pero ella continuó con sus presupuestos y desarrolló su arte fiel a sus preceptos, la riqueza de colorido, la perfección del trazo y el minucioso reflejo de los detalles, la fidelidad a la naturaleza, que adquiere el mismo valor que el elemento figurativo principal. Y la creencia en la esencia espiritual del arte.

Según es definida en el catálogo que el Museo del Prado hizo para una exposición de sus obras, La Hermandad Prerrafaelita -fundada en 1848 por John Everett Millais, William Holman Hunt y Dante Gabriel Rossetti- surge en oposición al conservadurismo academicista de la Royal Academy of Arts y al convencionalismo de la época victoriana con la aspiración de recuperar un arte más espontáneo inspirándose en la naturaleza y en la técnica y el simbolismo de los pintores italianos y flamencos del primer Renacimiento.
         Anticipando movimientos de vanguardia como el simbolismo, las obras del movimiento prerrafaelita se encuentran envueltas en una atmósfera literaria y plasman escenas contemporáneas de temática histórica, social y religiosa en su búsqueda del plano mítico y espiritual para llegar a la pureza de los sentimientos.

Creo que es ese aspecto de atmósfera literaria y temática mítica, frecuentemente inspirada por poemas, relatos y leyendas antiguas, lo que me hace tan queridos y cercanos a estos pintores. Su simbolismo y el aire fantasmagórico y de otro tiempo de sus composiciones.



Eleanor Fortescue-Brickdale nacio en Upper Norwood, Surrey, Reino Unido, en 1872. Y murió en Londres, en 1945.
Estudió inicialmente en la escuela "Crystal Palace School of Art", en la que tuvo como maestro a Herbert Bone. Más tarde, en 1896, ingresó en la Royal Academy de Londres. Comenzó a exponer muy pronto, en la Academia y en la Galería Dowdeswell. Su obra estuvo influenciada en este período por el pintor John Liston Byam Shaw, que era a su vez protegido de John Everett Millais, pintor que seguía los pasos y la técnica de John William Waterhouse.
En 1902 ingresó en el Royal Institute of Oil Painters, siendo la primera mujer en lograrlo. Abrió  un taller en 1911, en la que impartía  clases, además de pintar.
El huésped no invitado

La pálida tez del verdadero amor

Cabeza de joven tudor

The ugly princess

La obra de Eleanor, en su mayoría, se centró en  temas literarios, con frecuencia basados en poemas, leyendas o cuentos populares. El significado de estas temáticas fue muy debatido en sus primeras exposiciones. Fue una de las últimas exponentes del Movimiento Prerrafaelita y Neo-Prerrafaelita, en base a su técnica meticulosa y sus colores vivos y luminosos. Como casi todos ellos, sus temas fueron escena de ambiente medieval, con las ropas y el entorno de dicha época. La flora y la fauna que incluye en casi todos sus cuadros fueron estudiados y ejecutados hasta en los mínimos detalles, asumiendo la máxima Preafaelita de “fidelidad a la naturaleza”.
         Además de sus óleos y acuarelas, realizó vidrieras para diversas iglesias e ilustró algunos libros para niños, de música y poesía, sus ilustraciones para “Idilios del rey de Tennyson”, son una auténtica delicia.


Pertenece a la serie de ilustraciones "Idilios de Tennyson"
Así mismo durante la Primera Guerra Mundial realizó varios carteles publicitarios para la contienda. Fue una acérrima cristiana, donando muchas de sus obras a distintas iglesias. Sus obras más conocidas son “El huésped no invitado” y “Ginebra”. 

Podéis encontrar más obras suyas en el Blog DIÁRIO DA ILHA, de donde he extraido la información sobre su vida.

viernes, 4 de julio de 2014

Prueba superada


Llegué. Conseguí llegar al final de la escalera, acabé mi novela. Esa que se resistía a dejarme poner el The End aunque ya no quedara mucho por decir.
         Me la quité de la cabeza enviándola a un concurso, para evitar así la tentación, tan frecuente, de cambiar cosas, de pulir y repulir, de cortar de aquí y alargar de allá. Ahora estoy en paz... En paz respecto a eso, porque ha sido volver de correos con los deberes hechos y encontrarme inmersa otra vez en peregrinos proyectos XD
         El primero de ellos es algo que me rondaba hacía tiempo, desde que hice un relato corto (muy corto) para un certamen. Bien, me salió de algo parecido a la ciencia ficción, y digo parecido porque, como es costumbre inveterada en mí, se me colaron ingredientes de otras cuantas cosas. El relato en sí pareció gustar, pero los lectores coincidieron en que se había quedado demasiado "apretado" y que necesitaba más espacio para respirar (y me temo que también para poder entenderse). Y tenían razón, claro. De hecho, la idea original era algo ambiciosa y, por tanto, mucho más larga. Tuve que "podar", también como de costumbre, y se quedó "en eso", para acabar en el limbo de los relatos que te molan pero que no han adquirido aún naturaleza o identidad definida. 
         Bastante después, seguramente en un hueco entre proyecto y proyecto (aunque puede que fuera en paralelo con algún otro: basta que intente concentrarme en algo único para que a las gamberras de mis musas tutelares les dé por enredarme con unos cuantos de miles de ideas más), lo retomé con un objetivo concreto. Se trataba de enviarlo a Terra Nova, lo que definía para el relato una medida determinada, lo bastante amplia, y, lo que es más importante, un plazo de entrega.
         ¿Soy la única a la que le pasa que los planes tienen vida propia y les da por incumplir el contrato que han firmado? La convocatoria de Terra Nova llegó y pasó, y justo cuando comprendí que el relato no llegaba a tiempo me entró la urgentísima e inevitable necesidad de terminarlo y concursar con él. Entendedme, se trata de pura puñetería, si no había tenido ese empeño en hacerlo antes, ¿por qué ahora? Pues porque no podía. Solo por eso.
         Por fortuna soy persona positiva. Mi positivismo es del tipo que se parece mucho a la cabezonería. Acabé encontrando certamen, donde creo que mi criatura encajará como un guante por temática y extensión. Y aquí ando, en compañía de Nadia y Xoel en el solsticio de verano. Ya os contaré en qué queda todo.

El otro proyecto no es culpa mía. La culpa la tienen los Calabazas. Que yo me había jurado no emprenderla con más relatos (salvo el anterior, que, total, ya estaba medio crecido), pero vienen ellos y me colocan a pura traición las bases de un certamen de temática tan atrayente y tentadora como un calendario de bomberos. Se trata de esto (juzgad por vosotros mismos):

XIX Convocatoria de Calabazas en el Trastero: Siglo de Sombras

Con el objeto de fomentar la literatura fosca, en su deseo por homenajear a la desaparecida revista Miasma, la Biblioteca Fosca anuncia la XIX Convocatoria Calabazas en el trastero que se regirá por los siguientes puntos.
1. Podrán presentarse a la misma cualesquiera autores que envíen obras originales en castellano y sin sus derechos comprometidos con terceros. Los autores podrán enviar cuantas obras deseen.

2. Las obras deberán encuadrarse dentro del género fosco en cualquiera de sus vertientes, es decir, que estará presente un ambiente siniestro, un cierto suspense, un aura de terror u otros elementos naturales o sobrenaturales que creen una atmósfera de temor.

3. Temática. Esta convocatoria es un homenaje a la literatura de terror decimonónica, de la novela gótica a la ghost story que culminó con Poe. Se buscan textos que honren la memoria de los trabajos de M.R. James, Bram Stoker, Robert Louis Stevenson, Henry James, Sheridan Le Fanu, Mary Shelley, etc. El tratamiento, no obstante, es libre.
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Más información en www.sacodehuesos.com
Andre Govia
Ya tengo medio relato bullendo en mi cabeza, llena de lluvia y mansiones solariegas, de apariciones espectrales y crímenes siniestros, de amores desgraciados o no, de damas blancas y caballeros oscuros y pasionales, libertinos o heroicos... Me sale el gótico por las orejas y sé, la experiencia es un grado, que hasta que no de a luz esa historia me perseguirá, de día y de noche, cual ancestral maldición heredada de ese siglo de sombras.