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jueves, 26 de septiembre de 2013

La historia continúa hasta el final

EQUINOCCIO
por L. G. Morgan

(Tercera parte)



—Antes de nada –volvió Múgica a tomar la voz cantante, mirando a Dantés y a las mujeres con expresión severa y, en cierto modo, suspicaz–, debemos asegurarnos de que el plan discurre según lo previsto. ¿Podéis estar seguros de no haber levantado sospechas entre los vecinos? –preguntó solo a Dantés, tal como había hecho desde su llegada.
—Absolutamente –respondió este–. La señora Lucila no ha salido de aquí ni se ha dejado ver en las ventanas. En cuanto a doña Mariana…
—Yo he ido frecuentemente a mi casa y he fingido que dormía allí –interrumpió Aslanta, poco conforme con que alguien hablara en su nombre. No le había gustado el cura desde el primer momento, y a cada minuto que pasaba se reafirmaba en su impresión–. Además he llevado conmigo a mi criada en cada ida o venida –otra cosa habría sido extraña–, y la he traído a limpiar y a hacernos la comida bajo el pretexto de que acabo de adquirir esta casa y he instalado en ella a mi primo, que regresó hace poco de las Américas. Como veis el buen Dantés se ha acogido a los nuevos tiempos y viste de la mejor calidad gracias al sastre de doña Mariana –añadió con ironía–, con lo que mi criada ha quedado impresionada con la donosura del apuesto personaje.
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miércoles, 25 de septiembre de 2013

La historia continúa...

EQUINOCCIO 
por L. G. Morgan

(Segunda parte)


Se recobró en un charco de orines y restos de vino. Volvió a la vida y la consciencia como si fuera un borracho más que despertaba de una buena curda. Miró a su alrededor con cautela y se levantó despacio, cuidando de no hacer nada que llamara demasiado la atención. Tenía la cabeza embotada, pero se dio cuenta de que era consciente de todo. Sabía quién era y por qué estaba allí…, dondequiera que fuese, eso aún tenía que averiguarlo.
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martes, 24 de septiembre de 2013

Y otra de Pócimas

Hoy voy a colgar un relato que hice para una ocasión especial. Se trataba de un concurso para el foro de novela histórica de Hislibris que tenía varias pruebas, una de ellas literaria.
       Los participantes tenían que escribir un microrrelato de no más de 500 palabras, continuando un fragmento de una historia que yo había escrito. Para ello debían tratar de adivinar de qué mito o acontecimiento histórico se hablaba, y seguir a partir de ahí hasta conformar un relato completo. Se valoraba tanto el descubrimiento de personajes y escenario, como el valor literario del micro que escribieran.
       Pues bien, la cosa quedó en empate, triple empate además. Y como el premio prometido era un relato ensalzando al héroe ganador, me tocó crear una historia con tres protagonistas fijados de antemano.
       Yo había escrito ya unas cuantas cosas partiendo de temas concretos, dados de antemano. Recuerdo algunas convocatorias del "Calabazas en el Trastero" con lemas como Edgar Allan Poe, Terror Oriental, Tijeras... Y la convocatoria de "La pastilla roja" sobre Fantasmas, Espectros y otras apariciones. O cuando escribí un wéstern para otro concurso o un fan-fic de ESDLA. El reto en estos casos es siempre conseguir captar bien el tema y lograr la pertinente inspiración en ese marco específico. Y es algo que me encanta, es muy emocionante ver qué te sale con esas bases.
       Esta vez en cambio el reto era diferente, aunque igualmente sugestivo. Esta vez la inspiración tenía que surgir a partir de tres personajes obligados y definidos de antemano, pero con total libertad en cuanto a paisajes, tiempos y trama.
       Empecé por pasarle a mis héroes una pequeña encuesta con cosas como: elige un nombre, un color, una época preferida... ¿Cuáles son las culturas que más te interesan, tus dioses favoritos, tus árboles...? Un poco extraño, sí, pero es que tenían que estar bien definidos y ser reconocibles (al menos para ellos).
       Lo siguiente era más difícil, ¿cómo lograba casar todas esas preferencias tan dispares? Porque, lógicamente, las había para todos los gustos. Y ya para rizar el rizo, tratándose de algo para Hislibris yo quería un marco histórico definido donde desarrollar el relato, sin renunciar claro está a su buena dosis del género fantástico de mis amores. Así que me decanté por una sucesión de tiempos y culturas que luego irían ligadas de alguna manera. Y opté por un lugar y un tiempo que en ese momento me resultaban muy inspiradores: el Madrid del XVII.



Busca que te busca, dí con un libro fabuloso: Guía del plano de Texeira (1656), de María Isabel Gea, donde se comentan y amplían los datos del citado mapa, y que yo usé para encontrar lugares y nombres reales. Y consulta que consulta, tiré de los conocimientos de un amigo apasionado de la astronomía, Horus Chan, para dotar de un barniz verosímil a la trama esotérica que se me estaba ocurriendo. 
       Lo demás fue cosa de las musas, enredadoras ellas como de costumbre. Y aquí está el resultado, EQUINOCCIO, relato largo que, por comodidad, publicaré en dos o tres entregas.
       Sin más preámbulos:


EQUINOCCIO
por L. G. Morgan

(Primera parte)


(Una portada muy inspiradora, ¿verdad?)


A los héroes de la Mvnera:
Lucie, Balbo y Nausícaa de Hislibris.
Vuestra fue la Victoria,
Vuestra es ahora la Gloria.

—Ya solo queda verter tu sangre –dijo solemnemente el Maestre mientras se acercaba al hermano elegido, enarbolando la enjoyada daga que daría fin al ritual.
—Hágase según el Libro –respondió Dantés, utilizando la fórmula sagrada.
El superior de la orden murmuró una letanía y volvió a abrir, con ayuda del cuchillo, las viejas cicatrices que Javier Dantés tenía marcadas en su pecho, unas líneas delgadas que dibujaban la figura del hacha de doble filo, el labrys.
El dolor era intenso, pero Dantés aguantó apretando los dientes, hasta que su sangre fue restañada con un paño y sumergido este en la poción que ahora habría de ingerir. El dolor servía para un fin útil, distraer su mente del miedo y la incertidumbre que le ocasionaba el incierto pero inmediato futuro.
Los cánticos de los hermanos se elevaron en la penumbra, arrancando ecos dormidos de las paredes de la cripta. El círculo de fuego fue encendido alrededor del hombre, separándole simbólica y materialmente del resto. Bebió el amargo trago. Contuvo una arcada incipiente y logró preguntar:
—Maestre, decidme, ¿recordaré quién soy y para qué estoy allí?, ¿en el lugar y la hora a la que vais a enviarme?
El prefecto le contempló con compasión, sus facciones desdibujadas al otro lado de las llamas y el humo. Y tras una larga pausa contestó al fin:
—Eso espero, hijo mío, eso espero. Por el bien de todos. Porque si no es así… Estamos perdidos.
Fueron las últimas palabras que Dantés pudo oír antes de sumergirse en la negrura profunda.

********************

Hacía frío en el bosque. La luz de la luna se filtraba pálida entre las ramas de robles y hayas. Aslanta no sentía miedo, no demasiado. Pero la pena y el dolor le doblaban el alma con el peso de su carga. Junto a ella la anciana Lyus canturreaba en la lengua sagrada palabras que Aslanta llevaba grabadas a fuego en su mente. Desde el primer día supo cuál era su destino. Y bebió del amargo cáliz sin dudarlo un momento.
Llegaron ante el tejo centenario de estrechas y oscuras hojas. A la hora exacta.
—¿Cuidarás de ellos? –volvió a preguntar Aslanta una vez más. Sabía la respuesta, confiaba ciegamente en la vieja hechicera, pero oírla pronunciar la promesa tranquilizaba un tanto su espíritu.
—Como si fueran mis propios hijos, ya lo sabes. Todos ellos, tu hombre también. ¿Estás lista?
—Así es. Morir no sería difícil si no fuera por ellos, por ti.
—Lo sé, hija mía. Pero solo tú puedes hacerlo, solo tú tienes el poder para deshacer lo que fue atado.
—Sea entonces, no lo demoremos más o me fallarán las fuerzas.
Aslanta se sentó en el hueco central del viejo árbol, que llamaban caldero de brujas, y Lyus le acercó el recipiente a los labios.
—Veneno que mate tu cuerpo –dijo la vieja–. Para que tu espíritu sea libre. Adiós, mi dulce amiga. Hasta que volvamos a encontrarnos.
—Hasta que nos encontremos de nuevo –contestó Aslanta con lágrimas contenidas. Y apuró de un trago el oscuro brebaje.

********************

Un desfile triunfal en Lugdunum. El maduro cónsul desfilaba a caballo, escoltado por sus hombres y seguido de su esposa, que iba en una litera abierta. Tras ellos el resto del cortejo, magistrados y ediles con sus mejores galas y un grupo escogido de legionarios capaces de garantizar el orden.
La muchedumbre se arracimaba a ambos lados de la Vía República, arrojando a su paso pétalos blancos y amarillos. Lucia Lucila tenía calor. Y los gritos de la gente y el tumulto, el olor de los cuerpos apretados y el de las flores marchitas, llegaban hasta su litera tan aplastantes y arrolladores como un ataque de los bárbaros. Estaba a medias de su noveno mes de gestación, y no estaba resultando un embarazo fácil. Para ponerle las cosas aún peor su esposo, que ya había estado casado dos veces antes y no tenía hijos, la acuciaba con la necesidad de un heredero varón. ¡Como si eso fuera cosa suya!, pensaba Lucila, como si no lo decidieran los dioses. Sacrificios a Juno y velas a Candelífera no habían faltado, solo podía rogar cada día y cada noche por que la suerte le favoreciera.
El cortejo se detuvo de pronto. Algo así como un velo se cernió sobre la ciudad, ocultando el sol casi por completo. Lucila sintió desvanecerse. Y realmente así lo hizo. Cuando su esposo volvió la vista a la litera añadió un nuevo sobresalto al fenómeno solar: la litera se encontraba vacía y nadie supo darle razón de qué había sido de la mujer.
—¡Encontradla! –gritó furibundo y desencajado–. Lleva en ella a mi único hijo.

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viernes, 20 de septiembre de 2013

Una de Musas

Esta vez de musos XD
Pues resulta que ayer, gracias a Raelana Dsagan, descubrí a un pintor alemán que no conocía: Caspar David Friedrich


Cara de buenos amigos no tiene, desde luego XD
Pero era un genio, eso sí.

Empecé a ver sus pinturas, que, curiosamente, cuadraban muy bien con lo que estaba escribiendo. No en cuanto a la trama en sí, sino en cuanto al ambiente y las "sensaciones". Para colmo, andaba escuchando esto, de Nox Arcana: http://www.youtube.com/watch?v=zM0Ldn-X5gA
Así que ya podéis imaginar el efecto XD

Ladys and gentleman, damas y caballeros, con ustedes el arte magnífico de Caspar David Friedrich, al que les invito a conocer (si es que no han tenido ya ese placer).

Principal representante de la pintura romántica alemana en el ámbito del paisajismo, comparable a los ingleses Turner y Constable (a los que echaremos un vistazo otro día).

Nacido en Greifswald, Alemania (que entonces pertenecía a la corona sueca) en 1774, en el seno de una familia numerosa. La muerte de algunos de sus seres queridos marcó su infancia, definiendo para siempre su carácter, con tendencia a la tristeza, e inculcando en él un intenso interés por el tema de la muerte y la vida después de esta, algo que se plasmaría palpablemente en su obra.

Su género preferido fue el paisaje y, dentro de él, los temas montañosos y marinos. El carácter de sus obras es marcadamente simbolista. Pretende reflejar el alma de las figuras humanas que suelen aparecer en primer plano, creando así lo que en el siglo XIX se llamarían «paisajes íntimos». A su juicio, el arte debía mediar entre las dos obras de Dios, los humanos y la Naturaleza.



Caminante ante un mar de nubes


Dos hombres contemplando la luna

El espíritu que domina su pintura es radicalmente romántico: abundan las escenas a la luz de la luna, espacios gélidos (mar de hielo, campos helados), las noches, paisajes montañosos y agrestes. Cuando incluye elementos humanos, suelen ser de carácter sombrío, como cementerios o ruinas góticas. Una y otra vez aparecen elementos religiosos, como crucifijos o iglesias.



El mar de hielo


La abadía en el robledal


Murió en Dresde en 1840. Su obra fue olvidada por el público general hasta que, hacia 1860, fue redescubierto por pintores simbolistas por sus paisajes visionarios y alegóricos.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Anne of Green Gables

Hace pocos días que acabé "Ana, la de Tejas verdes", el famoso libro que Lucy Maud Montgomery publicó allá por el 1908. Más de un siglo ya, cosa que se nota tanto en el tipo de prosa que utiliza la autora, como en el propio estilo de la historia. Un indicio del tiempo transcurrido nos lo da el hecho de que se escribió pensando en todos los públicos y sin embargo, en décadas recientes, se lo considera literatura infantil o juvenil.

Esta es la portada de una de las ediciones antiguas



Y esta la de una de las ediciones modernas.
Claramente enfocada a un público más juvenil e incluso infantil.




Aquí la serie completa, que se compone de 8 libros.




Seguramente sería por eso que tenía yo ciertas reticencias a la hora de leerlo, pese a que recordaba con mucho cariño la serie que Televisión Española emitió a finales de los 80 (o primeros 90, no recuerdo bien). El caso es que cogí el libro de la biblioteca para que lo leyera mi hija de 10 años. Pero lo empezó y dijo que le costaba seguirlo, así que empecé a intentar "traducírselo", leyéndolo en voz alta para las dos.
       Y me enganchó. Totalmente. Desde la primera página.
       En dos días me lo había ventilado, habiéndolo disfrutado de verdad. Me había sonreído a menudo, recordando quién era yo con los años de Anne y comprobando la cantidad de paralelismos que encontraba entre las dos. También había llorado a moco tendido, víctima encantada de las trampas que la señora Montgomery había diseminado en el camino. Y me había sentido "arrebatada por la emoción", como ella misma, cada vez que Anne emprendía una nueva aventura.
       Se nota, como digo, el tiempo transcurrido desde su publicación, lo que, en vez de quitarle tirón a la novela no hace más que añadirle alicientes. Cierto que no es el lenguaje con el que hablamos o escribimos actualmente pero, ¡es tan agradable retroceder en el tiempo hasta el momento que evoca ese particular estilo! Y la inocencia con que Anne, una niña precoz, sabihonda incluso, contempla el mundo y a las personas de su entorno, dibuja la realidad de las cosas con mayor crudeza y realismo de lo que lo haría una narración más objetiva.
       Después de la lectura, ha tocado revisar la serie, claro. Os sorprendería la cantidad de referencias que he encontrado sobre ella. En general, parece que dejó muy buen recuerdo. 



Copio los datos:
Se rodó en 1985 como película de tres horas de duración y fue dirigida por Kevin Sullivan para la CBC, e interpretada por Megan Follows.
       En España, 'Ana de las Tejas Verdes' se emitió en nueve capítulos independientes, a los que se sumó la continuación, que fue rodada en 1987.
       La serie ganó un Emmy en 1986 al Mejor Programa Infantil, entre otros múltiples y merecidos galardones, aunque hoy en día sería considerado un drama dirigido al consumo familiar.
       Narra las peripecias de Anne Shirley, una huérfana que, por error, es adoptada por los hermanos Cuthbert: Marilla (Colleen Dewhurst) y Matthew (Richard Farnsworth), que viven en la granja Tejas Verdes (Green Gables) en Avonlea, un pueblecito de la Isla Príncipe Eduardo.
       Otros personajes relevantes son Diana Barry (Schuyler Grant),  la mejor amiga de Anne, y Gilbert Blythe (Jonathan Crombie), un compañero de escuela, inteligente e ingenioso, que se convierte en el rival de Anne y está en realidad enamorado de ella.

Como dato curioso, decir que buscando, buscando, he llegado a un personaje muy peculiar: Evelyn Nesbit, una modelo y actriz de la época que sirvió a Lucy Montgomery de inspiración para el personaje de Anne. Es una auténtica belleza, aunque no he podido averiguar si tenía o no el pelo rojo. Su vida es de culebrón, pero eso ya es otra historia...





Para quien sienta más curiosidad, aquí un punto de partida para investigar ;-)





martes, 3 de septiembre de 2013

Escritoras silenciadas en clase de Literatura



Un artículo muy interesante de El País, que recoge los aportes de la investigadora y profesora de Lengua y Literatura Ana López Navajas y refleja algunos datos como estos:

"Las mujeres son las grandes ausentes de la visión del mundo que forjamos en nuestro sistema educativo. En las aulas estamos transmitiendo una cultura sin mujeres.

Un reciente estudio que hemos realizado en la Universitat de València arroja cifras demoledoras sobre la presencia de las mujeres en los manuales escolares: solo aparecen en un 7,5% de las ocasiones. 

...estas cifras han puesto en evidencia la práctica exclusión de las mujeres del mundo cultural y científico que se ofrece en la ESO, y en consecuencia, constatan el relato de una historia distorsionada.

...el mecanismo de discriminación que consiste en excluir a las mujeres de lo escrito sigue completamente vigente. Y esa exclusión, además de dejar a las jóvenes sin modelos donde reconocerse, origina eldesconocimiento de la tradición cultural femenina, lo que conduce a que ellas no formen parte ni de la memoria cultural ni del orden social que entendemos como nuestro".

El objeto del estudio es llamar la atención sobre este déficit de nuestro sistema educativo, y proponer soluciones que lo subsanen:

"Es una situación que nos incumbe a todos, pero especialmente a los profesores, como transmisores y generadores de conocimiento. Tenemos que adoptar medidas que lo subsanen. Desde la Universitat de València se está trabajando en una base de datos que permita incluir a las mujeres en los contenidos de las diferentes asignaturas".

El artículo completo aquí aquí

lunes, 2 de septiembre de 2013

La historia se repite, como de costumbre




No es ningún descubrimiento, claro. Esto suele ser así en cualquier área que queramos considerar. Por eso mismo resulta tan difícil de aceptar que los humanos no parezcamos capaces de aprender de nuestros errores, y ni siquiera nos demos cuenta de los parecidos razonables que se dan tan frecuentemente entre lo que vivimos ahora y lo que pasaron los nuestros, años o centurias antes.
     
       Pues bien, el origen de este arranque histórico mío se encuentra en el libro que tengo entre manos estos días, que comienza con una visión general de lo que fue el siglo XI en la Península Ibérica, época de cambios que vería en menos de cien años la decadencia y desintegración del califato cordobés (a partir de la muerte de Almanzor en el 1002), y la emergencia simultánea de los reinos cristianos, que extienden durante ese tiempo su hegemonía por la mayor parte del territorio ibérico.
       Más concretamente, lo que ha desatado mi furor literario ha sido el análisis tan acertado que realiza su autor, el profesor F. Javier Peña Pérez, sobre el escenario geopolítico que imperaba en esos días, y las condiciones económicas que incidirán decisivamente en el declive del califato.

       ECONOMÍA EN CRISIS.
       Nos suena de algo, ¿no es así?
       Bueno, pues lo que viene a continuación es todavía más llamativo. En palabras de Javier Peña, nos encontramos con que, desde finales del siglo X, existen una serie de aspectos económicos que deberían haber dado la voz de alarma, pero que fueron desoídos sistemáticamente.

       "El (1) corte en el suministro de oro africano, los (2) excesivos gastos en bienes suntuarios, la (3) incapacidad del sistema para estimular la innovación técnica, los (4) abrumadores gastos en personal al servicio de la administración central y del ejército califal, habían sumido a la economía andalusí ... en un círculo vicioso en virtud del cuál las renovadas exigencias de gasto público se hacían frente mediante el sucesivo aumento de la presión fiscal, lo que a su vez alentaba el descontento social y, en suma, obligaba a contratar más personal para extremar la vigilancia y la presión hacia los contribuyentes..."

       Me ha gustado sobre todo porque, al enfocar la situación económica y su desarrollo, aborda todos los factores susceptibles de contribuir a ella, que son por otra parte los mismos que servirían para explicar nuestra situación económica actual. Cámbiese el oro por otras fuentes de ingresos y manténgase todo lo demás.
       No es sin embargo común que se tengan en cuenta todos ellos, ¿no es cierto? Porque no es costumbre hacer análisis serios que tengan intención real de llegar a la verdad. Mira que si entonces tenemos que enfrentar los hechos y hacer algo que no queremos...
       Lo de la incapacidad para estimular la innovación técnica suele olvidarse muy convenientemente. Y así estamos. En un país que no fomenta el emprendimiento y no perdona la innovación. Que posee brillantes cerebros... que marchan a trabajar para otros que sí les apoyan.
       Igual que lo de los excesivos gastos suntuarios, pretendiendo hacernos creer que es la población general, los productores, al fin y al cabo, quienes han dilapidado y vivido por encima de sus posibilidades. Sin pararse a considerar que la cuantía de ese supuesto despilfarro nada tiene que ver con la de las obras faraónicas que han emprendido nuestros gobernantes, sus sueldos y prebendas, y sus desfalcos.
       Que es también cierto que el estado no puede sostener seguramente los abrumadores gastos en personal administrativo. Pero esto debería dar lugar a una reforma de base que convirtiera el sistema funcionarial actual en un organismo eficiente y sostenible. Claro que esto de reformar no parece ser lo nuestro, es más trabajoso y largo que una congelación radical de salarios o, si se puede, un cese, prejubilación o reestructuración en masa. Que además es muy llamativo y da imagen de respuesta enérgica y contundente, lo que parece gustar mucho a unos cuantos.

Y lo peor no es esta cortedad de miras y la escasa o nula capacidad reflexiva. Lo peor es que, ante una situación contemplada errónea y parcialmente, las soluciones que se pretendan no pueden, por fuerza, ser efectivas. Una vez más, volvamos al siglo XI. Lo único que se les ocurrió a los lumbreras de entonces, gobernantes al fin, como los de cualquier tiempo y lugar, fue aumentar la carga fiscal sobre la población, ya exprimida en lo posible, al mismo tiempo que se les da menos y se los sujeta o reprime más.
       Vamos, como ahora.

Pero ahí no acaban los paralelismos, no, aún nos queda alguno más. Visto que la solución que se aplica (el aumento de la sangría sobre los pobres contribuyentes) no soluciona en realidad nada, llega el momento de encontrar otro "chivo expiatorio". ¿Y cuál va a ser? El poder central califal, convertido en fuente de todos los males. ¿Solución, pues? La Independencia.
       Pero resulta que (de nuevo en palabras de Javier Peña Pérez) "la multiplicación de los centros de poder, lejos de representar una alternativa moderadora del gasto público, multiplicó sin control los puntos de aplicación inmoderada del mismo, en una escalada en la que ningún príncipe quería parecer menos ostentoso que los demás en la elaboración de proyectos culturales y ejecución de obras suntuarias de altísimo coste y escasa rentabilidad económica y social (...) lo que determinó la reproducción a escala regional de los males del recientemente desmantelado califato".

Pues eso, que la historia se repite y se ve que no aprendemos.