Hace ya casi un año que participo en un programa de radio de ámbito local llamado «Manoteras Cuenta».
Suele versar sobre asuntos del barrio y tenemos además varias secciones fijas: noticias, relatos, humor, consultorio sentimental, mitos e historia inventada... Y una que se llama «Contando canciones» y que yo abordo de vez en cuando.
Consiste en contar una canción que para nosotros sea especial por cualquier motivo. Es decir, hablar de ella, de lo que significa su letra (o de lo que interpretamos cada uno), de su historia, del grupo o solista que la creó, en qué momento de su trayectoria lo hizo y por qué... O simplemente qué recuerdos nos trae, con qué la asociamos, qué significó para nosotros o qué pasaba cuando la escuchamos, tal vez en bucle, o por primera vez.
Esta vez me lo había pedido yo porque quería hablar de la canción «Mil espejos», de Nudozurdo, que yo escuché sin parar durante un viaje por una zona de la Serranía de Cuenca húmeda y verde, regada por un embalse de cierto tamaño llamado La Toba.
La Ciudad Encantada, Los Callejones, el nacimiento del Río Cuervo, la laguna de Uña, el Escalerón o la Raya son lugares y recorridos mágicos que, con ayuda de mi banda sonora del momento, me resultaron completamente inspiradores, al punto de fundirse con el relato que estaba empezando a escribir.
Mil Espejos, y en realidad toda la música de Nudozurdo, han sido siempre para mí material para soñar despierta, para imaginar y sentir las historias desde dentro. Para una persona que no concibe escribir sin tener música de fondo (bueno, sí lo concibo, pero no lo disfruto igual) porque cree en la simbiosis de ambas artes, decir esto de un disco o un grupo en concreto ya es decir mucho.
Bueno, no me enrrollo más, aquí tenéis el podcast (solo el corte de la sección mencionada, que dura unos catorce minutos). Espero que os resulte interesante.
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