Retomo el hilo donde lo dejamos, en el capítulo 9, y alcanzamos así el ecuador de la novela.
¡Ánimo!, que ya queda menos para el desenlace.
LA CASA DE LOS
CEREZOS
9. Silencio, se rueda
No sé si fuimos nosotros, tan concentrados y embebidos como estábamos, o si fue la casa, los recuerdos, o sencillamente lo que tenía que pasar.
No sé si dos personas centradas en una misma idea pueden emanar tal energía, si es posible que los hechos o los recuerdos puedan pervivir en el espacio y en el tiempo como las ondas de radio en la atmósfera, y seguir ahí, su esencia, su energía, aunque no los veamos, dotando a los espacios de eso que se llaman buenas o malas “vibraciones”, que parecen activarse de pronto en un momento determinado.
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Has conseguido ponerme la carne de gallina.
ResponderEliminarMuy bien descrito. Lo he sentido todo.
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