Thomas Cooper Gotch - The mother enthroned
Y ahora vamos a ocuparnos de la pintura en cuestión, que como decía, fue el origen de las pesquisas. ¿Por qué me llamó la atención y cómo llegué hasta ella?
Pues bien, fue en la época de mis «Diosas del Huerto», cuando investigaba sobre el arquetipo de la Diosa Madre, la Gran Madre Tierra y todas las deidades similares —de presencia constante en la Historia, aunque fuera adoptando diferentes ropajes— que han sido asociadas con la fertilidad.
Buscando imágenes relacionadas fue como di con este cuadro, una gran pintura en todos los sentidos (tiene casi tres metros de ancho, lo que ha hecho que haya sido expuesta en contadas ocasiones) que se titula (un nombre frecuente en la escultura y pintura religiosa) La madre entronizada.
Como explican en el blog La Tradición de la Sabiduría, en un artículo dedicado al culto de María Lionza, los múltiples atributos que concentraba el arquetipo primitivo de la Gran Madre: reina y madre; protectora de la naturaleza y símbolo de la fecundidad, tanto de la tierra como de los nacimientos humanos; diosa de la vida y de la muerte, conocedora de los misterios, señora de la curación; se dividieron en distintas representaciones, creándose diosas que se caracterizaban por uno o dos de esos atributos en especial.
El aspecto de «gran madre» de la diosa ha sido representado millones de veces, desde la antigüedad más remota, manteniendo siempre algunas características fijas. Es muy frecuente la figura de la madre con el niño sentado en su regazo, a menudo en un trono. Con la llegada del cristianismo esas imágenes y esculturas se adoptaron e integraron en el culto, dando distinto nombre a lo que ya existía previamente y sin modificar gran cosa en cuanto a su esencia.
Devaki y su hijo Krisna
Isis con el niño Horus.
Virgen con el Niño
Virgen con el Niño
Virgen del Carmen con el Niño
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