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martes, 8 de marzo de 2022

NI DIOS, NI PATRÓN, NI MARIDO

En los últimos años del siglo XIX surgió en Argentina una singular publicación, hecha por mujeres para las mujeres. Se trata de La Voz de la Mujer, el primer periódico anárquico feminista redactado por mujeres de la Argentina y, posiblemente, también uno de los primeros órganos de expresión del feminismo anarquista en todo el mundo.


Su objetivo era acercar a las miles de trabajadoras de entonces la lucha por la construcción de una identidad autónoma dentro y fuera del hogar. Y su lema, «Ni dios, ni patrón, ni marido», lo reflejaba perfectamente.

La Voz se publicó en Buenos Aires durante los años 1896 y 1897, y en Rosario (Argentina también) en 1899, bajo dirección de Virginia Bolten***.

El periódico convocaba a las mujeres a rebelarse contra la opresión masculina, pero sin abandonar la lucha proletaria. Era crítico a toda forma de autoridad: eclesiástica, patronal, estatal y familiar. La propuesta final era la instauración del comunismo anárquico. En las páginas de su primer número ya se podía leer:

¡Salud Compañeras! La Anarquía
ya tremola el pendón libertador;
¡Hurra, hermanos queridos, a la lucha!
¡Fuerte el brazo, sereno el corazón!
Que no haya entre nosotras rezagadas.
Nuestra lucha es a muerte y sin cuartel;
¡Hurra! Hermanas queridas, otro esfuerzo.
¿Y quién duda que habremos de vencer?

La Voz produjo ciertas tensiones en el interior del movimiento anarquista (qué sorpresa, ¿verdad? Habría sido el único movimiento progresista en el que el feminismo no hubiera tenido problemas para ser aceptado); debido a que muchos compañeros consideraron algunas de sus manifestaciones como ataques al género masculino, algo que llevó a que las editoras tuvieran que «aclarar su posición» así:

Cuando nosotras (despreciables e ignorantes mujeres) tomamos la iniciativa de publicar “La Voz de la Mujer”, ya lo sospechábamos ¡oh, modernos cangrejos! Que vosotros recibiríais con vuestra macanística y acostumbrada filosofía nuestra iniciativa porque habéis de saber que nosotras las torpes mujeres también tenemos iniciativa y ésta es producto del pensamiento; ¿sabéis?, también pensamos.

Apareció el primer número de “La Voz de la Mujer”, y claro ¡allí fue Troya!, “nosotras no somos dignas de tanto, ¡ca! No señor”, “¡emanciparse la mujer?”, “¿para qué?” “¡qué emancipación femenina ni que ocho rábanos!” “¡la nuestra”, “venga la nuestra primero”, y luego, cuando nosotros ‘los hombres’ estemos emancipados y seamos libres, allá veremos” Con tales humanitarias y libertadoras ideas fue recibida nuestra iniciativa. Por allá nos las guarden pensamos nosotras. “¿No es verdad que es muy bonito tener una mujer a la que hablaréis de libertad, de anarquía, de igualdad, de revolución social, de sangre, de muerte, para que ésta creyéndoos unos héroes, os diga en tanto que temiendo por vuestra vida (...): ‘¡Por Dios, Perico!’? ¡Ah! ¡Aquí es la vuestra! Echáis sobre vuestra hembra una mirada de conmiseración (...) le decís con teatral desenfado: Quita, allá, mujer, que es necesario que yo vaya a la reunión de tal o cual (...) vamos, no llores, que a mí no hay quien se atreva a decirme ni a hacerme nada”.

Si vosotros queréis ser libres, con mucha más razón nostras; doblemente esclavas de la sociedad y del hombre, ya se acabó aquello de “Anarquía y Libertad” y las mujeres a fregar. ¡Salud!
"Apareció Aquello", artículo publicado en La Voz de la Mujer

(Aquí el texto en el periódico original)


La institución del matrimonio era uno de los principales blancos de ataque de las editoras, por considerar que era una herramienta de opresión más. Ellas lo querían todo: querían la emancipación y la libertad en todos los ámbitos, no solo en el laboral o el político. Así, defendían la idea del amor libre, definido como aquel que permite «que la unión termine cuando termine el amor» y que no se desprecie a una mujer que no quiera estar sujeta a ningún hombre o porque tenga un amante y críe dos, cuatro o los hijos que quiera.


Collage de Sofía Valenzuela

 Virginia Bolten, pieza clave en la concepción y redacción de «La voz de la mujer» y editora conocida de la versión rosarina del periódico.

El formato del periódico era de cuatro páginas y su tirada era de 1000 a 2000 ejemplares; su impresión y distribución semiclandestinas, debido principalmente a su defensa de la llamada acción directa. En la portada ya se avisaba a los lectores: «Aparece cuando puede y por suscripción voluntaria». El periódico se sostenía económicamente mediante listas de suscriptores y donaciones individuales. Y en pro de la transparencia, en la última página de cada número se declaraban los gastos de la edición.
         Las redactoras estaban en contacto con las famosas anarquistas Louise Michel, una de las principales figuras de la Comuna de París; y Emma Goldman, anarquista lituana de origen judío​​ apodada «la mujer más peligrosa de América»; según se asegura en el número 5 del periódico.

Las dificultades económicas conspiraron contra la viabilidad del proyecto, y las deudas llevaron al periódico a su desaparición. El último número se editó el 1 de enero de 1897 en Buenos Aires. Hay documentación que indica que fue publicado también, brevemente, en 1899, esta vez en Rosario, pero no se conserva ninguno de esos ejemplares.
         Fue reeditado cien años después de su desaparición, en 1997, por la Universidad Nacional de Quilmes. Esta flamante edición tiene prólogo de una de las plumas más reconocidas del feminismo, Dora Barrancos; una nota editorial de lo no menos prestigiosa María del Carmen Feijoó; y la presentación original del artículo Ni Dios, ni Patrón, ni Marido. Feminismo anarquista en la Argentina del siglo XIX, de la feminista francesa de origen pakistaní Maxine Molyneux, que en 1986 rescató los ocho originales resguardados por el historiador anarquista Max Nettlau, en el Instituto de Historia Social de Amsterdam.



El libro completo ha sido, a su vez, reeditado más recientemente, de forma autogestionada, con la participación de mujeres de diferentes lugares del mundo.

Un fragmento de uno de los artículos rescatados en el libro:
«Queremos hacer comprender a nuestras compañeras que no somos tan débiles e inútiles cual creen o nos quieren hacer creer los que comercian con nuestros cuerpos. Queremos libertarnos, rompiendo, deshaciendo y destrozando no sólo nuestras cadenas, sino también al verdugo que las ciñó. Ayer suplicábamos , rogábamos, mas hoy tomaremos lo que falta nos haga, cuando y en donde podamos tomarlo. Las noches de largo y hambriento insomnio las sustituiremos por las hecatombes de sangre de canallas. No tenemos Dios ni ley». Número 4, 27 de marzo de 1896


***VIRGINIA BOLTEN

Hija de Enrique Bolten, alemán, y de Dominga Sánchez, argentina, Virginia nació el 26 de diciembre de 1876 en Baradero, Argentina. Su padre había emigrado a Chile huyendo del régimen militarista alemán; más tarde se estableció en Argentina, donde conoció a la familia Sánchez, se enamoró y casó con Dominga y juntos tuvieron cuatro hijos, incluyendo a Virginia. Cuando los hijos fueron adolescentes, los padres se separaron.
         Tras criarse en San Luis, Virginia se trasladó a Rosario y se instaló en un barrio obrero. Pronto comenzó a trabajar en una fabrica de calzado y más tarde en la Refinería Argentina de azúcar. Entonces las jornadas eran largas, el trabajo mal pagado y cualquiera que se quejaba era visto con malos ojos. Pero a Virginia eso no lo importó, en toda ocasión alzaba su voz para revertir la situación Así comenzó su activa militancia.

Con veinte años Virginia encabezó, en 1890, la primera manifestación del Primero de Mayo realizada en la Plaza López. Llevaba una bandera negra con letras rojas y dio un encendido discurso que calo hondo en los asistentes. Dos meses después fue detenida por difundir propaganda anarquista y alterar el orden social, pero eso solo la fortaleció.

(Estos hechos concretos han sido puestos en entredicho por las últimas investigaciones, que avalan la idea de que naciera en 1876. Según esto, en 1890 Virginia habría tenido solo 14 años, lo que hace extraño semejante protagonismo. Aparte de eso, no hay evidencia contrastable de su presencia allí: ninguna fuente directa la cita en el acto en cuestión, como sí las hay del resto de hechos de militancia y activismo en los que se vio involucrada).

Durante los siguientes años su militancia no paró. Virginia arengó en varias ciudades con su discurso anarquista, concienciando a los trabajadores y enfatizando en la opresión que sufrían las mujeres obreras.

Hastiadas de pedir y de suplicar, de ser el juguete, el objeto de placer de nuestros infames explotadores o viles esposos, hemos decidido levantar nuestra voz.

Si vosotros queréis ser libres, con mucha mayor razón nosotras, doblemente esclavas de la sociedad y del varón; ya se acabó aquello de: ‘Anarquía y libertad, las mujeres a fregar’. ¡Salud!”

Virginia Bolten

En 1896 fundó el periódico anarcofeminista La Voz de la Mujer, pionero en su tipo y cuyo lema era: «Ni Dios, ni Patrón, ni Marido». También colaboró en las páginas de «El Rebelde» y «La Protesta».
         Tiempo después, hacia 1904, Virginia se trasladó a Buenos Aires. Allí formó parte del Comité de Huelga Femenino. Ya en 1907, participó en la fallida huelga de inquilinos como parte del Centro Femenino Anarquista. A consecuencia de esto fue deportada bajo la ley de residencia a Uruguay, donde continuó luchando por los trabajadores y los derechos de las mujeres. A partir de entonces Montevideo se convirtió en su refugio.
         Sus últimas acciones datan de 1923, cuando fue parte del Centro Internacional de Estudios Sociales, una asociación libertaria con sede en Montevideo.
         Hacia finales de los años 20 se unió al agrupación anticapitalista Principismo Battlista Avanzar, creada por el político uruguayo Julio César Grauert. Su casa funcionó como sede del comité.
         Bolten falleció con 84 años, en 1960, en el barrio Manga de Montevideo. Allí vivía discretamente junto con su marido, un anarquista de origen español apellidado Manrique.

La Voz de la mujer en el cine

La militancia de Virginia Bolten y su periódico La voz de la mujer son el tema central de la película Ni Dios, ni patrón, ni marido, estrenada en Argentina en 2010, dirigida por la española Laura Mañá y protagonizada por la argentina Eugenia Tobal.
         El guion fue escrito por Esther Goris y Graciela Maglie, quienes se basaron en el trabajo de Nora Usenky y Mariana Fontana, profesoras de Historia e investigadoras rosarinas.


He hecho un vídeo con el mismo contenido, algo más resumido. Lo pongo por aquí por si a alguien le viene mejor ese formato, ya que se puede ir escuchando mientras se camina o se va en el coche.



4 comentarios:

  1. Me has dejado sin saber que decirte Ni sabia que era el dia de la mujer Aqui en EEUU no se habla de eso
    Me rio Me llevara tiempo leer detenidamente lo bello de tu entrada

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  2. Muchas gracias. Es una historia fascinante la de estas mujeres, me alegro de que te haya interesado. He hecho también un vídeo con este mismo contenido. Voy a poner el enlace ahora mismo en la entrada, por si a alguien le viene mejor ese formato.

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  3. te invito a mi blog Podras conocer gente muy linda e interesante
    saludos desde Miami

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