Érase una vez, exactamente en junio de 1910, que una mujer llamada Helen Todd(*) pronunció un discurso llamado a convertirse en semilla de toda una demanda, acuñando una frase que se haría histórica y quedaría para siempre ligada a la lucha de la clase trabajadora, y, muy especialmente, a la de las mujeres trabajadoras.
Todo empezó cuando un grupo de mujeres del Chicago Women`s Club inició una campaña automovilística en todo el estado de Illinois para exigir el derecho de las mujeres al voto, en la creencia de que el voto era el camino para lograr derechos fundamentales que sistemáticamente les eran negados. Las mujeres que formaron esta primera campaña automovilística fueron Catherine McCulloch, abogada y jueza de paz; Anna Blount , médica y cirujana; Kate Hughes, una ministra; Helen Todd, inspectora estatal de fábricas; y Jennie Johnson, cantante, que tenía la misión de abrir cada acto con una serie de canciones de sufragio que pretendían concentrar y calmar a la audiencia para los discursos posteriores.
A cada una de las ponentes se le asignó un tema en el que era experta. Helen Todd, como inspectora de fábrica, representó a las mujeres trabajadoras y discutió la necesidad de crear leyes sobre salarios, condiciones de trabajo y horarios.
Es en este discurso de Helen sobre la condición de las mujeres trabajadoras donde surge por primera vez la frase: Pan para todos, y rosas también, ampliada así:
«No de una vez; pero la mujer es el elemento maternal en el mundo y su voto se destinará a ayudar a avanzar el tiempo en que el Pan de vida, que es hogar, refugio y seguridad, y las Rosas de la vida, la música, la educación, la naturaleza y los libros, serán la herencia de cada niño que nace en el país, en cuyo gobierno tiene voz». (Helen Todd, 1910).
La fuente de inspiración de Helen Todd para su frase pan y rosas es desconocida. Sin embargo, hay una cita del médico y filósofo romano Galeno de Pérgamo que se asemeja mucho al sentimiento y la redacción de la frase. Según el escritor del siglo XV Shems-ed-Deen Moḥammad en-Nowwájee, Galeno habría dicho: «El que tiene dos tortas de pan, que disponga de una de ellas para unas flores de narciso; porque el pan es el alimento del cuerpo, y el narciso es el alimento del alma». Por otra parte, ese mismo sentimiento de que los pobres no sólo carecían de alimento para el cuerpo, sino también de flores para el alma, parece haber sido un tema común entre los reformadores de finales del siglo XIX y principios del XX.
PAN Y ROSAS
Mientras vamos marchando, marchando a través del hermoso día,
un millón de cocinas oscuras y miles de grises hilanderías
son tocadas por un radiante sol que asoma repentinamente,
ya que el pueblo nos oye cantar: ¡Pan y rosas! ¡Pan y rosas!
Mientras vamos marchando, marchando, luchamos también por los hombres,
ya que ellos son hijos de mujeres, y los protegemos maternalmente otra vez.
Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte,
los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos.
¡Dennos pan, pero también dennos rosas!
Mientras vamos marchando, marchando, innumerables mujeres muertas
van gritando a través de nuestro canto su antiguo reclamo de pan.
Sus espíritus fatigados conocieron el pequeño arte, y el amor, y la belleza.
¡Sí, es por el pan que peleamos, pero también peleamos por rosas!
A medida que vamos marchando, marchando, traemos con nosotras días mejores.
El levantamiento de las mujeres significa el levantamiento de la humanidad.
Ya basta del agobio del trabajo y del holgazán: diez que trabajan para que uno repose.
¡Queremos compartir las glorias de la vida: pan y rosas, pan y rosas!
Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte.
Los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos.
¡Pan y rosas, pan y rosas!
James Oppenheim(**), 1911
La frase se asociaría también con la exitosa huelga textil de Lawrence, Massachusetts, entre enero y marzo de 1912, ahora a menudo citada como la «huelga del pan y las rosas». De nuevo, las demandas incluían tanto salarios justos como condiciones de vida dignas.
«Lo que quiere la mujer que trabaja es el derecho a vivir, no simplemente a existir, el derecho a la vida como la mujer rica tiene derecho a la vida, al sol, a la música y al arte. No tenéis nada que el trabajador más humilde no tenga derecho a tener también. La trabajadora debe tener pan, pero también debe tener rosas. Ayudadnos, mujeres privilegiadas, dadnos el voto para luchar». (Rose Schneiderman, 1912).]
(*) Hellen Todd fue una sufragista y activista por los derechos de los trabajadores, nacida en Estados Unidos en 1870. Comenzó su carrera como educadora y luego se convirtió en inspectora de fábricas. Escribió sobre el trabajo infantil en fábricas y se preocupó por la falta de derechos de las mujeres trabajadoras.
Todd hizo campaña por el sufragio femenino por todo Estados Unidos. Después de que las mujeres obtuvieron el derecho al voto, continuó abogando por inmigrantes, trabajadores y mujeres. Murió en 1953.
Y aquí en una escena de la película PRIDE (altamente recomendable):
Impagable la información, Laura. Hay mucho que agradecer a nuestras predecesoras. Y cierto, la peli de Pride es altamente recomendable que en esa escena pone la piel de gallina.
ResponderEliminarNo soy un anónimo, soy Belén. JAJAJAJAJA
ResponderEliminarPues menos mal que lo dices XDD Me alegro de que te haya gustado.
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