Bridget Collins
Acabo de terminarme este libro. Creo que hacía tiempo que no leía algo de publicación tan reciente: en este caso un lanzamiento de la editorial Umbriel del pasado enero.
Si dijera simplemente que me ha gustado se quedaría corto, o, más bien, resultaría insípido teniendo en cuenta el tipo de libro que es: peculiar, diferente tanto en prosa como en fondo, con una atmósfera oscura, triste y poética muy bien definida, con densidad propia, muy característica, aunque sin nada estridente que emerja indeseablemente del conjunto.
Es una lectura inmersiva —lenta en opinión de alguno, con el ritmo perfecto para mí—; que logra transmitir, con singular intensidad, y que va desenrollando la madeja de su trama sin prisa pero sin pausa. No es lo que se dice de «acción», pues las cosas que pasan suceden con naturalidad, sin excesiva sorpresa (de hecho, alguna de las principales revelaciones me la había imaginado desde mitad del libro). Pero es que de verdad no la necesita, su fuerza reside en que te crees a los personajes, te crees lo que hacen o dejan de hacer, y lo vives con ellos casi como si tú mismo estuvieras en Montverre y vieras todo con tus propios ojos.
Os copio aquí la sinopsis, procedente de la página Infoliteraria:
Si tu vida estuviera erigida sobre una mentira, ¿lo arriesgarías todo para desvelar la verdad?
En Montverre, una antigua academia de élite oculta en las montañas, entrenan a los mejores y más brillantes miembros de la sociedad para alcanzar la excelencia en el «grand jeu», una competición arcana y misteriosa que combina música, arte, matemáticas, poesía y filosofía. Léo Martin destacaba en Montverre, pero perdió la pasión por las actividades académicas después de una violenta tragedia. Recurrió a la política y se convirtió en una estrella emergente en el partido gobernante, hasta que una acción de buena conciencia le costó la carrera. Ahora está de vuelta en Montverre, exiliado, con un destino incierto.
No obstante, este mundo elitista de aprendizaje que Léo disfrutaba en el pasado no es el lugar que él recuerda. Anteriormente un bastión exclusivo de hombres, el puesto más prestigioso de Montverre lo ocupa ahora una mujer: Claire Dryden, también conocida como la magistrada Ludi, la líder del gran juego. Léo siente una extraña atracción por la magistrada, una conexión misteriosa, extrañamente familiar, a pesar de que está seguro de que no se conocen.
Cuando se aproxima el legendario juego de verano, el punto álgido del curso académico, salen a relucir secretos enterrados desde hace mucho tiempo…
Leo por ahí que presenta demasiadas incógnitas desde el principio, en especial sobre la naturaleza del Grand Jeu, y es cierto. Sin embargo, desde mi punto de vista eso poco importa. De hecho, eso de que sea algo misterioso, tan solo esbozado, lo hace más arcano y esotérico, como el culto que los personajes dicen que es. Sirve en cualquier caso como muestra de un ejercicio intelectual y totalmente abstracto que es disfrute de la mente. El saber, el conocimiento, el pensamiento en estado puro que se manifiesta con movimientos rituales que afectan y transforman de alguna manera a las personas.
En resumen, una novela que te enriquece, que te aporta y que demuestra una vez más que la lectura, comparada con los diferentes productos audiovisuales, y mira que yo disfruto series y películas como la que más, tiene un calado superior, y alcanza dentro de nosotros ecos mucho más duraderos.
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