LA CASA DE LOS CEREZOS
por L. G. Morgan
2. Habemus caso
Esperaba mi turno una mañana de sábado tras el mostrador de la lechería que había en el Querol. El tiempo se estiraba con pereza, bostezando su aburrimiento en la calma de las calles casi vacías y los comercios recién abiertos. Recuerdo que pensé que el día no parecía prometer muchas emociones y empecé a bostezar yo también.
Todo cambió para mí cuando entraron en la tienda dos señoras de mediana edad, hablando entre ellas, y se pusieron detrás de mí.
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Más.
ResponderEliminarA por el sig!!
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