Es un consejo que todo escritor que empieza suele escuchar unas cuantas veces. Escribe sobre lo que conoces. Porque si no lo haces es fácil que acabe sonando artificial ese relato, novela o lo que sea que has decidido crear, que te pilles los dedos en cualquier desliz y que, por encima de todo, se te note la falta de tablas y la "ingenuidad" escritoril.
Bien, parece un buen consejo, ¿no? Y yo puedo asegurar que he tratado de seguirlo... en general. Porque ya veréis que no siempre es posible.
Estos días he estado leyendo un libro que me ha resultado enriquecedor en muchos sentidos. Se trata de "El juego de Ender", de Orson Scott Card. Es la primera novela de una saga de ciencia ficción en la que su protagonista, Ender, es entrenado para convertirse en el líder principal de una comunidad en guerra. El proceso de la "educación" de Ender está fascinantemente bien descrito. Y los aspectos científicos, aun los que son pura ficción, tan bien plasmados que demuestran que el autor se mueve muy cómodamente en esos términos.
Según iba leyéndolo me acordaba sin cesar de esa exigencia, ese objetivo del que hablamos. Porque, ¿qué pasaría en esta misma novela si cojeara en cualquiera de esos aspectos que la definen? Perdería su credibilidad, y también su trascendencia. Incluso, tratándose de lectores exigentes, parte de su capacidad de entretenimiento, pues no hay nada que siente peor que cuando un autor parece estar tomándote el pelo, esto es, diseñando una trama que no resulta lógica, que no resiste el menor análisis y parece empeñada en embaucarte a base de tópicos y fuegos artificiales sin mucho contenido.
Dicho esto, parece sin embargo bastante obvio que no siempre puede seguirse tajantemente esa consigna de "escribir sobre lo conocido". ¿Qué sería entonces de la novela histórica, donde plasmamos épocas y sucesos de los que no hemos sido testigos? ¿O la ya citada ciencia ficción, o el género fantástico?
¿Para contar un asesinato, una pelea o una escena de sexo es obligatorio haber asesinado, peleado o haber tenido relaciones sexuales tan variadas o complejas como queramos contarlas? Es obvio que no. Uno puede hablar con completa propiedad de cosas que no ha vivido en primera persona. ¿Cómo? Documentándose.
Claro que esto no quiere decir simplemente tirar de enciclopedia, sea la que sea. Es algo más. Quiere decir que tienes que sumergirte de cabeza en el tema, escuchar o leer sobre las vivencias de otros, reflexionar sobre posibles reacciones, causas y efectos. Si no lo has vivido, al menos has de comprenderlo.
Por eso cuando se trata del pasado, o de alguna ubicación o escenario ajenos a tu cultura, cuando tratamos de plasmar experiencias extrañas a las nuestras, antes de escribir nada es absolutamente necesario interiorizar esa historia. Esto quiere decir que tienes que construir ese mundo y esas sensaciones en ti, y cuando lo hayas logrado, lanzarte afuera y plasmarlo en el papel. Entonces estarás de nuevo escribiendo sobre lo que conoces, no importa si es objetivamente la realidad tal cuál tú la sientes, porque para eso eres escritor. Reelaboras el mundo y se lo cuentas a los otros. Como haría un pintor, un músico o un cineasta. Como hacemos todos cada día, por otra parte.
Y ese es el proceso fascinante de cualquier acto creativo, porque tu mundo interno, que es el que es por obra de tus vivencias y emociones concretas, tamiza y modela lo que llega a ti, de modo que cuando lo devuelves no es ya nunca lo mismo. Y, algo que olvidamos con frecuencia, desde el lado opuesto, el del lector, ocurre exactamente lo mismo. El acto de leer nunca es pasivo: ponemos en juego quienes somos al abordar cualquier texto, y construimos un resultado final como suma de autor, lector y la relación que se ha establecido entre ambos.
Me alegro de que te gustara el libro. Además, has tenido arte para mencionar "El juego de Ender" en un artículo llamado "Escribir sobre lo que conoces". ;)
ResponderEliminarMe ha encantado. Luego he leído "La voz de los muertos", del que comenté en OZ que era también genial, aunque con las motivaciones de Novinha no muestra la misma precisión psicológica que se ve en El juego de Ender, como si las hubiera plasmado más "a lo bruto" para servir solo a la trama. Pero todos sus personajes y el mundo que plasma son estupendos.
EliminarY lo del artículo, es que el libro me dio mucho qué pensar. Me iba diciendo a mí misma: qué bien plasmados los conceptos espaciales, de la física y también de la psicología, en la Sala de Batalla, en la guerra, en las reacciones de los personajes... Me llevaba a preguntarme si yo podría hacer algo así y, en otro caso, de qué sé yo, qué es lo que podría llevar al papel con esa exactitud o al menos, esa credibilidad.