Se trata de la segunda novela de la tetralogía que forman Los cantos de Hyperion, y puede considerarse la conclusión de la primera.
Aunque afortunadamente estaba incluida en el mismo volumen en la edición que yo leí, se publicó originalmente de forma independiente, parece ser que por decisión editorial, quién sabe si por comodidad de formato, ya que son demasiadas páginas para un solo tomo en según qué ediciones. O buscando tal vez doble rentabilidad. Sin embargo, argumentalmente resulta un error, ya que la primera parte no tiene sentido ella sola, se queda coja sin el desenlace de la segunda.
¿Qué decir de esta novela? Pues que mi valoración final es positiva, pero que me ha gustado bastante menos que la primera, y que me ha costado entrar en su historia durante unos cuantos capítulos. ¿Por qué? Creo que se debe a los personajes. Acabas la primera parte (Hyperion) y estás totalmente enganchado a los peregrinos. Y empiezas esta y se te hacen interminables, a mí al menos, las divagaciones de Joseph Severn —personaje con el que no he llegado a tener mucho feeling— y los entresijos políticos que encabeza la FEM (funcionaria ejecutiva máxima) Meina Gladstone —una especie de Golda Meyer en mi imaginación y otro personaje que no me seduce especialmente.
Creo que la novela da respuesta a la mayoría de incógnitas que abre Hyperion, pero es quizá su concepción tan ambiciosa, que incluye tramas político-militares, cuestiones filosóficas y religiosas, inteligencia artificial, saltos en el tiempo, dependencia de la tecnología, evolución..., lo que ha hecho que se diluyera en cierta medida la fuerza y la hondura que yo encontraba al principio, como si la novela, al dispersarse en tantos frentes, no dejara ninguno plenamente configurado. Como si no hubiera espacio, entre tantos temas de interés, para responder profundamente y con plena convicción a ninguno de ellos.
Esto no quiere decir que mi impresión de la novela sea negativa. Tiene puntos fuertes como la Red de Mundos, esa multitud de planetas y astros conectados por teleyectores, cada uno con sus propios ecosistemas y sus culturas bien definidas. Algunos, como Bosquecillo de Dios o Alianza Maui, dignos de novela propia. Y personajes memorables con biografías asombrosas. También es muy interesante lo relacionado con el Tecnonúcleo, ese mundo habitado por las IAs que fueron creadas por el hombre pero que luego se independizaron de él e incluso puede que lo manejen en gran medida. Quizá son los aspectos metafísicos, que llegan a hacerse algo latosos, los que parecen cojear más. Los desparrames de Severn, por llamarlos de alguna manera, confunden más de lo que aclaran. Y al final, yo creo que para darle una aire más trascendente a toda la trama, se crea un pastiche de divinidades y humanidades, de esencia de esa humanidad más bien, que aturde.
Otro aspecto a comentar, ya que me ha resultado curioso, es lo relativo a los personajes femeninos de las novelas. Me parece remarcable que Siri, por ejemplo, el más raro quizá de los personajes femeninos, con una historia de veras peculiar, que algunos lectores encuentran que no casa bien con el resto, resulte una «persona casi palpable», cercana y real. Narrada casi desde la ternura. Y en cambio el resto, más adecuadas al marco de Hyperion, parecen figurillas de papel «construidas» para la ocasión. Especialmente Brawne Lamia, la detective súper dura, malota de libro, que se enamora del poeta Keats. Es totalmente el tópico de una mujer guerrera, más que una mujer de verdad que podamos creernos. Sus diálogos, sus reacciones, la antipatía automática hacia Silenus... Todo ello se ve demasiado paradigmático, demasiado de cartón piedra.
A Rachel no la mencionaré en este caso, ya que, en esta segunda novela la mayor parte de su historia transcurre siendo un bebé, y por tanto podemos decir que cumple un papel meramente funcional, al servicio de la trama y del resto de los protagonistas.
Por último, os dejo por aquí una pequeña bio del autor, Dan Simmons, con foto incluida para que podáis saludarlo si os lo cruzáis en la calle. Hablamos de ciencia ficción, así que no desesperéis, que todo es posible.
Dan Simmons es un escritor norteamericano, nacido en 1948, que cultiva principalmente los géneros de ciencia ficción, fantasía y terror, y es dado a mezclarlos en la misma obra.
Trabajó durante dieciocho años en la docencia, como profesor de literatura y redacción; y fue director de programas de enseñanza para jóvenes superdotados. Desde 1987 se dedica a escribir a tiempo completo.
Su obra más conocida es Hyperion, ganadora de los premios Hugo y Locus, en 1990. También ha publicado, en Ediciones B, La caída de Hyperion, Endymion, El ascenso de Endymion, Un verano tenebroso, Ilión, Ilión II: La rebelión, Olimpo y más recientemente El Terror y La soledad de Charles Dickens.
Vive en Colorado (ignoro si sigue viviendo ahí), con su mujer Karen, su hija Jane y su perro Fergie (detalle sin duda que se incluye para humanizarlo, que los escritores no somos extraterrestres ni nada).
Trabajó durante dieciocho años en la docencia, como profesor de literatura y redacción; y fue director de programas de enseñanza para jóvenes superdotados. Desde 1987 se dedica a escribir a tiempo completo.
Su obra más conocida es Hyperion, ganadora de los premios Hugo y Locus, en 1990. También ha publicado, en Ediciones B, La caída de Hyperion, Endymion, El ascenso de Endymion, Un verano tenebroso, Ilión, Ilión II: La rebelión, Olimpo y más recientemente El Terror y La soledad de Charles Dickens.
Vive en Colorado (ignoro si sigue viviendo ahí), con su mujer Karen, su hija Jane y su perro Fergie (detalle sin duda que se incluye para humanizarlo, que los escritores no somos extraterrestres ni nada).
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