Kashmir - Absinthe art by Michelle Leann Scott.
Kashmir es una de las canciones más mágicas y sugerentes de Led Zeppelin. La propia banda la considera su obra más lograda, tanto musicalmente como en cuanto a la letra, y desde que la lanzaron en 1975 ha sido una constante en todos, o casi todos, sus directos.
Por mi parte, diría que es una canción psicodélica de apertura, que cuenta un viaje interior, entre el sueño y la leyenda, con un tono onírico y nostálgico capaz de transportarnos a otra dimensión.
La letra la compuso Robert Plant, inspirado por el desierto del Sáhara, durante un viaje que el grupo realizó por Marruecos. Él mismo lo contaba así a la prensa en una ocasión:
«Kashmir vino de un viaje que Jimmy y yo hicimos en la costa atlántica marroquí, desde Agadir hasta Sidi Ifni. Éramos hippies, exactamente iguales a los demás hippies».
No cabe duda de que la letra refleja muchos de los presupuestos comunes a la generación del flower power, esa aspiración de espiritualidad y ampliación de horizontes mentales.
Echémosle un vistazo:
No cabe duda de que la letra refleja muchos de los presupuestos comunes a la generación del flower power, esa aspiración de espiritualidad y ampliación de horizontes mentales.
Echémosle un vistazo:
Aunque me declaro totalmente fascinada con este tema, y con muchos otros de Led Zeppelin, he de decir que lo mío no ha sido una de esas historias de amor a primera vista. Cuando yo empecé a escuchar música de mi propia elección, ellos ya se habían disuelto y La Movida estaba en su apogeo, con mis intereses musicales depositados con esperanzada curiosidad en ella. Y mi fidelidad aún entregada a la elaboración y a los viajes mentales del rock progresivo o, más concretamente, del rock sinfónico, un sonido también de una época anterior a la mía pero que sintonizaba conmigo en mayor medida que el ruido y la machaconería del heavy metal.
Pero yo tenía, como cualquiera, supongo, varios amigos heavys que me ponían al día de las corrientes más cañeras. Y en su podium de grupos admirables no podía faltar Led Zeppelin.
Lo primero que me enganchó de su discografía fue, obviamente, Stairway to heaven. Una canción preciosa que no acabábamos de traducir satisfactoriamente (he de añadir que aún hoy en día se discute en los foros el «auténtico» significado de la letra) pero que tenía un aura de idealismo y pura belleza que fidelizaba hasta a los fans acérrimos de otros géneros.
El resto de canciones (algunas las conocí en los discos de mis padres —se llevaban mucho los vinilos recopilatorios de los éxitos anuales y el Whole Gotta Love figuraba en uno de ellos, con su misterioso parón central y ese desparrame guitarrero— me sonaban en general demasiado "pesadas" y ruidosas.
Pero los grandes grupos, como algunas grandes personas, son para disfrutarlos con el paso del tiempo, cuando cultivas una determinada hondura en la relación y en ti mismo, cuando los pones en relación con la vida y con tu propia historia, y adquieren entonces su pleno significado. Así que un cierto
tiempo después (y, naturalmente, sin reconocerlo jamás ante mi amigo, que hay cosas que no pueden cambiar nunca :-)) me hice yo muy fan de los británicos y empecé a descubrir sus facetas más soñadoras, líricas y expansivas. Hay canciones que solo puedes escuchar, si quieres disfrutarlas en su esencia, en determinados estados (no necesariamente inducidos por los químicos, malpensados XD), en soledad y abriendo tu mente a las sensaciones. Esa magia que posee la música como pocas de las demás manifestaciones artísticas, o como ninguna. Esa capacidad de impactar directamente en ti sin la mediación de lo verbal y lo consciente.
Y dentro de la obra de Led Zeppelin pocas canciones como Kashmir para hacernos soñar y recordar otras vidas que tal vez vivimos. Para permitirnos regresar a lugares a los que, tal vez, pertenecimos una vez.
Con todo esto, poneos ahora el vídeo y permitíos gozar del viaje. Siempre, siempre, se está a tiempo para ello.
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