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miércoles, 26 de marzo de 2014

Escultoras

Por 25 céntimos cada una, nombres de escultoras de todos los tiempos.
Ti-toriro-riro... ti-torir...


¿Qué, problemas? Eso mismo me ha pasado a mí esta mañana, que no daba con los dichosos nombres. No sabemos mucho de mujeres escultoras, me temo. Yo no sabía ni que hubiera XDD
         Todo ha empezado hoy como de costumbre, con una leve pista, en este caso en forma de fotografía compartida por una amiga.


Se trata de la escultura de Beatrice Cenci, realizada por Harriet Hosmer. Es una obra realmente bella (la historia de Beatrice, que ya conocía, no tiene tampoco desperdicio), que me ha hecho indagar en la vida y obra de su autora.
         ¿Quién era Harriet Hosmer?


Esta mujer. Nacida en Massachusetts en 1830. Tuvo una educación peculiar ya que su padre, contrariamente a lo habitual en su generación, se empeñó en proporcionar una buena educación a sus hijas, a la par que una saludable actividad física que fortaleciera su salud. Harriet aprendió anatomía de él, que era médico. Luego estudió en el Sedgewick School, en Berkshire, donde además de recibir una exhaustiva educación hizo amistades que conservaría toda su vida.
         Para ella fue decisiva la amistad con la actriz Charlotte Cushman, con quien se fue a Roma en 1852, y con su pareja, la escritora y periodista Matilda Hayes. Charlotte era algo más que un modelo de trayectoria profesional para Harriet, era también un modelo de vida, atreviéndose a vivir abiertamente su amor por otras mujeres en un tiempo en que no se conocía (o reconocía) el lesbianismo. Harriet tendría durante su vida varias relaciones con mujeres pero la más significativa y duradera parece ser la que mantuvo con Lady Louisa Ashburton.
         En Roma tuvo relación con diversos escritores y artistas del momento, expatriados como ella: Nathaniel Hawthorne, William Makepeace Thackeray, George Eliot y George Sand. Y una estrecha amistad con el matrimonio formado por Robert y Elizabeth (Barrett) Browning.
         El novelista Henry James acuñó un despectivo término para referirse al grupo de mujeres artistas del que formaba parte Harriet en Roma, «El Rebaño blanco marmóreo». Estas artistas incluían lesbianas como Anne Whitney, Emma Stebbins, Edmonia Lewis y no lesbianas como Louisa Lander, Margaret Foley, Florence Freeman y Vinnie Ream.
         Harriet sabía que su éxito y, por tanto, su medio de vida dependían de que no se enfrentara frontalmente a los valores y mandatos de la sociedad de su época. Sin embargo, se las arregló para imprimir en su obra su propia visión, a menudo distinta, sobre la mujer, presentando a sus protagonistas no solo en sus facetas de belleza y sensibilidad, sino también mostrando su fuerza y su carácter.
         Es fácil ver esto mismo en una de sus obras más conocidas, Zenobia in chains. La reina Zenobia de Palmira era un icono de la época, usualmente representada durante su desfile de la humillación, en Roma, luchando por desprenderse de sus cadenas. La Zenobia de Hosmer, en cambio, muestra toda la serenidad y la fuerza resignada de una verdadera reina.




Me dejo para otro capítulo a Edmonia Lewis, una escultora de curioso origen que también vivió en Roma y obtuvo reconocimiento en su época, para ser, como Harriet, borrada de la memoria apenas unos años después de su muerte.

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